Pedro......
¿quieres ir a un cursillo?, una buena oportunidad de formación que
creo andas buscando.
-yo
iría Padre pero usted sabe. Tengo “mi rollo personal”.
Bueno,
por eso te digo, esto es algo que te ayudará mucho y verás que te
gustará- como será un tiempo más adelante, te conseguiré un
formulario para postular y asegurar el cupo.
Me
dije para mis adentro “es bueno saber que alguien se preocupa por
tí” y te invita a algo que debe ser muy bueno, a este padre les
tenemos un cariño muy especial ya que compartimos cada Lunes de mes
las misas de sanación y siempre nos sorprende de una y otra manera.
Así,
fueron pasando los días y uno imagina que las promesas quedan en el
olvido ya que la vida continúa y cada uno en su mundo y en su casa.
En
esos dias estaba asistiendo Junia-mi mujer- a la consultas médicas
con Waldo y se recuerda del padre-este curita amigo que nunca
olvidamos-y a quien también lo atendía como paciente con algunas
dolencias que nunca faltan:
“nos
invitó el Padre Jesús y nos ha dicho que es algo muy hermoso y
valioso y que nos llenará la vida”; ahora estamos a la espera de
una ficha que habría que completar para cuando llegue ésa
oportunidad. Waldo, sonriendo busca una hoja y se la ofrece de
inmediato: aquí está el formulario, hay que completar estos datos
personales y no se preocupen ya que trabajamos todos para todos, en
el movimiento de cursillos todos somos dirigentes.
Fuí
entusiasmado, la búsqueda es algo peremne en cada persona y Cristo
bien vale la pena. Conocerlo y amarlo es todo uno solo, por esto es
que esta actividad me encantó, me gustó, pues me mostró la misión
clara y la tremenda oportunidad que tenía mi vida con la posibilidad
de alcanzar lo que parecía muy lejano: la santidad, era ¡posible!,
habría entonces que trabajar duro y perseverar.
Guardo
cariñosamente lo que impactó según recuerdo muy íntimamente: la
confesión-reconciliación, fue una rica instancia de descubrimiento
y saber del tremendo amor que nos guarda; con la meditación del hijo
pródigo logré sorprenderme, me descolocó al descubrir que si soy
el hijo amado, que regresa al Padre y lo recibe con los brazos
abiertos. Reía y lloraba, curiosa dualidad para descubrir las
maravillas que descubrimos al encontrarnos con el Señor. Soy su hijo
entonces contigo somos hermanos fué sorprendente.
Cada
relato cada vivencia de nuestros hermanos me mostró que es posible
la conversión. Me recuerdo entre tantos, al Ramón, con su historia
fuerte que me removió y conmovió. Cada persona entrega sus talentos
y entre todos se complementan muy bien para entregar el mensaje. Éste
es efectivo y tiene una fuerza imparable, como olvidar la tremenda
fuerza de la palanca y las oraciones y sacrificios que muchos
confiados y amorosos hermanos ofrecen al Buen Padre para conseguir
las lluvias de gracias.
No
puedo agregar más sino que debo seguir haciendo alabanzas a nuestra
Madre Santísima- “soy mariano impedernido” estoy tan seguro que
con su filial manto cuida y acompaña las actividades de que se
desarollan en estos tres dias, escucho, siento que me dice: “esto es
en verdad lo que le agrada a mi Hijo”; siempre la escucharé por su
promesa y será mi recuerdo eterno.
También
me queda muy claro que no tengo que guardar o esconder el mensaje
recibido como una linda vivencia sino que entregarlo en el testimonio
personal en mi ambiente, en la familia, en mi barrio.
Vivir
un cursillo fue reforzar toda mi vida cristiana, me sirvió me ayudó,
me apuntaló, me dió formación, aparte de la alegría y esperanza.
Atesoro
el mensaje recibido: “La tarea sólo comienza, todos debemos
preparar la casa verdadera, la definitiva. Estamos de paso
hermanos,somos peregrinos con un gran final …..y el comienzo es el
cielo.
BENDICIONES
HERMANOS “de todos los colores”
Pedro
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