Eduardo
Bonnín
queridos
hermanos:
Creo
que mi experiencia será distinta a muchos: nunca me invitaron a
vivir el cursillo, lo que todavía me sorprende más. Ésta es mi
historia.
Resulta
que tenía un compañero de trabajo, quien desde Antofagasta venía a
nuestra oficina- en el Serviu local- y lo veía que tenían grupos de
iglesia y participaban en varias actividades del tipo espiritual.
Sin darme cuenta-en ese momento-un día muy resuelta me acerco a mi
colega Edmundo: “oye, me gustaría conocer lo del grupo ¿puedo ir
? ¿Qué hago?-tu....¿me podrías ayudar?
quedó
dudoso-(lo encontré extraño) talvez viendo mi nulo testimonio y mi
estilo de vida-que era diferente -me dijo que lo vería, lo conversa
y me avisa.
Lo
pensó, imagino con su grupo, hasta que un día me dió la buena
noticia: el vamos.
Más
que buscarla, necesitaba esta posibilidad, estaba en una época
personal con altos y bajos y quería “algo más”- necesito
vivirlo, quería limpiarme, hacer un cambio en mi vida, estaba un
poco preocupada, era sola y sabía que necesitaba protección y
seguridad.
Tenía
un solícito pololo- un enamorado que llegaba con flores o con
chocolates, parecía muy simpático y popular pero, lo sentía poco
auténtico, un tanto alejado y relajado.
Así
esa tarde me voy al pequeño Cottolengo y allí le pedí ayuda a
nuestra Madre Santísima en su gruta; estaba decidida, por favor
ayúdame: él nunca va cambiar- es muy mujeriego, y le pedí
terminar, liquidar esta relación con una petición fuerte: “no
quisiera verlo más Madrecita, por favor”. Por supuesto que me
escuchó y así ya liberada partí a esta actividad de tres dias
para pensar mejor, una hermosa ocasión que veía tan necesaria en mi
vida y que yo había buscado hace tiempo. Era un tanto duro el
régimen: había que levantarse muy temprano y pasar muy ocupados.
Sin embargo encontraba extraño “que raro... nada me remecía”,
estaba “para adentro”, como que no calaban tantas vivencias y
hermosas historias.
Termina
el cursillo y salgo casi decepcionada: yo no estaba convencida aún,
presentía que cada conversión es en el momento que el Señor sabe y
no cuando yo quería. Sin embargo ése dia lunes parecía que
caminaba entre nubes, todo me parecía tan distinto y diferente,
estaba mirando mi mundo “en colores”, poco a poco, era una visión
gradual, cada cara o situación era acumulativa.......me estaba
emocionando, me costó tomar el ritmo,
ahora
sé que mi vida dió un vuelco total, lo que fue una necesidad---es
ahora una realidad tanto que no puedo apartarme del camino nunca.-
a
pesar de que trabajaba sola siento que me ha ido muy bien-Él está
siempre presente conmigo; las cosas se me van dando casi sola: uno
llega sola y tiene que partir igual, pero una debe animarse, si vez a
alguien que se encuentra en esta situación hay que acercarse y pide,
reza, implora. No puedes estar triste porque no te encuentras sola.
Me
hubiera gustado haber vivido esta linda historia 20 años antes,
habría participado mas joven y animosa, en más equipos, en
escuelas, ultreyas,mas actividades ya que los años no pasan en vano.
Quiero
testimoniar a algunas personas que me dieron lo que tenían para que
yo entendiera: la alegría y perseverancia de la Estrellita, la
fuerza de la Toñita y las ganas de la Paty Bahamondes y su rollo que
se iba a las brasas...
También
mi grupo de amistad que ha sido potente- un claro apoyo y ayuda: lo
que hablamos allí, allí queda- estamos con: Claudia, Quenita, Julia
y Roberto- ellos el matrimonio Storey están muy complicados en su
salud y les pido chiquillos queridos recordarlo en las oraciones.
En
cursillo hermanos míos me encontré a gente buena, honesta, sincera
, amable, me gusta, me llena, me comprometen.
Viví
la suerte de viajar a la Ultreya Mundial 2000 Roma y el grupo fue
increíble. Como era una peregrinación cada día teníamos
Eucaristía- temprano, a mediodía o al atardecer, cada día
distinto; pero en la noche en el hotel nos volvíamos a juntar en una
habitación y repasábamos los sucesos y agradecíamos al Señor por
tantos regalos-rezábamos de nuevo- hay tanto por que dar gracias:
sorpresas, obsequios, hermandad, cariño, ternura, alegría. Busqué
refugio y protección y encontré amor y todo, todo lo demás.
Gracias al Todopoderoso por regalarme un cursillo de cristiandad en
mi vida, era justo, justo lo que ansiaba.
En la vida hay que ser valiente para ponerse loco... por el Señor.
“de
colores “La chica Valiente”
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