Ver
con ojos nuevos las cosas de siempre, eso logra el Señor en la Persona a
través de un Cursillo
Eduardo Bonnín
Vivíamos en Coya, una ciudad muy especial, mi marido trabajaba en el Teniente y viajábamos a la capital regional de Rancagua a las compras aprovechando de visitar un matrimonio amigo María y Osvaldo. A veces, coincidíamos con un grupo con quienes se reunían en “un grupo” y a Samuel le daba rabia estos tipos....otra vez!. Nuestros amigos invitaban siempre: no se vayan, quedense un ratito, conversemos, tomamos un te.....
Eduardo Bonnín
Vivíamos en Coya, una ciudad muy especial, mi marido trabajaba en el Teniente y viajábamos a la capital regional de Rancagua a las compras aprovechando de visitar un matrimonio amigo María y Osvaldo. A veces, coincidíamos con un grupo con quienes se reunían en “un grupo” y a Samuel le daba rabia estos tipos....otra vez!. Nuestros amigos invitaban siempre: no se vayan, quedense un ratito, conversemos, tomamos un te.....
Nó,
no podemos, decía siempre, es que debo partir pues mañana entro
muy temprano en la mina... y arrancábamos-en el camino Samuel
transmitía indignado me decía “estos beatos, no se cabrean”! Y
nunca había tiempo para compartir con estos “gallos raros” que
rezaban y cantaban hasta para compartir las onces.
Yo,
de misa en Coya no más y de vez en cuando- como a medida de las
fuerzas no más, Samuel me iba a dejar y se iba a hacer sus movidas,
vivíamos así “a la pinta”. De verdad mi esposo no estaba “ni
ahí”, claro, lo entendía ya que pertenecía a una familia
evangélica y aunque “no era chicha ni limoná” como dicen en el
campo aceptó -por puro amor bautizarce, confirmarse y casarce por la
Santa Madre la Iglesia católica. Ojalá este cura Gonzalo Gonzalez
termine pronto con sus charlas-decía-para casarme de una vez por
todas...
En
Octubre del año 1988 fallece mi madre, mi marido la quería mucho y
de alguna manera sentí que le abrió el corazón pues de pronto
pidió llenar la ficha para optar a un cupo y así asistir a este
retiro. Y por esas cosas increibles se va al cursillo en Junio
1989- Era sorprendente,de verdad que yo estaba entre feliz y
asombrada- guardaba grandes deseos de conocer esto ya que tanto nos
habían invitado: 10 años de conversa. Claro que pensé que con
tanto trabajo Samuel aprovecharía de descansar un poco en estos
tres días, mal no le haría.
El
Domingo de pronto lo veo llegar y muy tranquilo se sienta bajo el
parrón.....¿como le fué cariño?
-Bien,
muy bien,
¿dormiste
harto?.....hum si....
lo vi poco expresivo así que le desarmé la
maleta tratando de ver algo pero no le encontré nada raro, pero en
la noche lo veo tomar su Nuevo Testamento y leer en silencio
….¿te
estás instruyendo?
sí-
(semiserio) yo le veía grandes espectativas-transformado, virado, y
me agrega: ahora te toca a ti.....tienes que ir.....
Por
mi salud, como que dudé un poco pero si había asistido “el
imposible” era un milagro así que decidida partimos y empezamos a
descubrir novedades, bueno la gente, el bus, el cura, todo era
distinto.....esperaba ver la película anunciada y esperaba....sin
saber que era mi vida que revisar.
aprendí
de a poco, gracias a Dios que me tuvieron paciencia y con alegría y
cariños fuí descubriendo lo que a Samuel le había conmovido tanto.
Al
Señor, creía que lo conocía ..¡las pinzas!, iba a misa a la
Catedral a las 12 pero iba a entrenar tenida y el velo más
encachado, las copuchas.....pero cambió mi película personal.
Me
sorprendí con el trabajo y el espíritu de servicio y de caridad de
todas mis hermanas; hasta que me llamaron a mí....ni lo pensé....ya
po.....la artritis de manos y rodillas ni las sentí....todo esto
tiene algo que es maravilloso.
Asi
hermanos, nunca pensé aprender tanto, admiré a tantas mujeres que
con su testimonio me hicieron darme cuenta de tantas cosas, de
aprender que tenía el amor del Señor.
Apechugar
no más, llegamos a trabajar al Secretariado, mas de alguna vez me
dije....¿porque yo? Y la respuesta es....y ¿porqué no? Siempre
habrá miedos pero Samuel llegó a ser el presidente o coordinador
del Mcc Rancagua y entregó tiempo, trabajo y amor pues es un
trabajo, una labor para nuestro Señor que merece todo nuestro afán
y más.
Sólo
decir: “Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad”.
Aunque
pasen los años, que sean más de cinco qué se yo, no pierdan nunca
la esperanza, que aguanten, que sean perseverantes, sabemos que
algunos somos “más duraznos” que otros pero todos necesitamos
conocer y amar al Patrón.
Vayan
amigos mios cuando alguien que les quiere se acuerda de ustedes y los
invita, nunca se van a arrepentir, aunque pasen los años.
De
colores! Nilda
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