Que complicado es hablar de Dios a los hombres, despertar ésta ansias de cielo. Muchas veces- aunque no quiera- me parece “predicar en el desierto” pero de repente me sorprendo que el desierto también florece….que esta verdadera y sorprendente hermosura, me hace en seguir insistiendo, en trabajar en el proceso; con una alma que pudiera- con mi trabajo y entrega- mi granito de arena, a descubrir estas maravillas, me podría sentir realmente alegre, porque en algo estoy contribuyendo a este cuerpo místico.
Recuerdo
un momento de zozobra, un año con muchas dudas y desconciertos:
todo, aparte de que no es fácil, se complica .
En
nuestro grupo de colorinos de Litueche, teníamos un candidato
que viajaría a la ciudad de Rancagua –un poco lejos- a vivir
su cursillo de cristiandad. Estábamos de verdad entusiasmados,
aunque teníamos un solo pescadito nuevo en esa oportunidad, pero
decíamos: con uno sólo se mantenía viva la esperanza y las
ganas de “dar el gran regalo”.
Pero,
había un problema que vino a ensombrecer la partida de nuestro
futuro hermano a su lugar de cursillo: el lunes, se produce un
paro de camioneros que poco a poco se fue complicando con las
autoridades y llegó el triste momento en que se cortaron los
caminos, no visualizando ninguna posibilidad de arreglo. Al
contrario las medidas de presión se acrecentaron de lado a lado.
Ya
era el día miércoles y al día siguiente sería la partida.
Estábamos en nuestra reunión semanal preparando los detalles de
todo y con verdadera angustia me preguntan con desesperación:
oye, pero qué vamos a hacer?, ¿qué podemos hacer?
-¡Qué
difícil momento! Quisiera haber tenido las respuestas
inmediatas y claras; observo que hay una falta de confianza ante
la evidencia de que todo se hace más difícil y peleado. Bueno,
los años, las ganas de hacer las cosas “y la cancha” logran
pronunciar con cierto dejo:-“Rezar no más, no nos queda otra,
sigamos adelante con nuestros quehaceres pero redoblando la
palanca, el Señor solamente sabe…..”
Decir
esto que parece de Perogrullo, en un momento así de verdad
cuesta, todo te indica que de que los problemas son graves.
-Sí,
pero, como se va a solucionar en un día todo este tremendo
conflicto si vá empeorando a cada momento!
Así
seguimos, con dudas y miedos, como tranquilizarnos, asegurarnos,
como arreglar el entuerto, cómo poder de verdad “allanar los
caminos del Señor” de una vez….
Al
día siguiente, el jueves, el día de la partida, no hay trazos
de arreglo, nervioso escudriño las noticias en internet…pero
es casi lo mismo. Nó, la verdad es peor!
-Señor,
lo que tu quieras no más….
Me
seguía la impaciencia, ojalá que pueda ir este profesor de la
escuelita de Quelentaro a vivir su cursillo, pienso que él debe
estar en las mismas, con la duda y la ansiedad.
Sigo
viendo noticias. Pero sorprendentemente y contra todo pronóstico
a las 13,30 horas se produce una novedad, sale “humo blanco”,
se arregla por fin el paro, comienza de inmediato la actividad y
los cortes, paulatinamente, se van terminando. Esto sí tienen
nombre: es un milagro, no puede ser de otra manera. Nadie podría
haberlo pensado así. Estábamos una vez mas sorprendidos.
Sentimos susto y miedo pero esperanzas.
Me
arranco al almuerzo y las 16 horas me voy a la Municipalidad de
Litueche donde llegará el profesor en cuestión. Capaz, como
sucede a menudo, nos diga que no se atreve a ir con tantas
peloteras y dificultades en el camino. Pero, me alegro para mis
adentros pues llega tranquilo, listo con su maleta con sus
enseres personales, está reposado y tranquilo, y sin preguntarle
nada nos apresuramos y lo embarcamos prontamente a Rancagua al
cursillo. Parte por fín al encuentro, cuando todos pensamos que
no se podría, que se suspendería… que……esto, aquello o lo otro....
¡Señor!
-¡Qué manera de mostrarnos tu ternura!- ¡Cómo nos quieres!-
Sufrimos harto, nos sentimos tan chicos y disminuidos…pero te
tenemos a ti!, ¡Qué más podemos pedir?
Pasan
estos tres días, y el domingo en la noche, me encuentro con él.
Sorprendido me acerco con harta curiosidad, viéndolo alegre como
nunca:
-Gonzalo…..¿cómo
te fue con tu cursillo? Aunque la respuesta era evidente y dudoso
le agrego ¿ y algunos problemas con este paro?-¿quedaba algún
corte en estos 184 kilómetros a Rancagua?
-¿Estuviste
como todos nosotros “con el alma en un hilo”?-¿preocupados
por este tremendo paro de camioneros?
Me
mira, extrañado, diferente, con dudas mirándome a los ojos me
dice:
¿Qué
paro? -¿Qué cortes? -¿qué pasó?-Sólo sé que estoy feliz,
gracias a Dios. Éste si que es un regalo grande que me durará
toda la vida.Quico Mcc de Litueche. alrededor del 2004 |
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