Vivencias
de mi cursillo.
Éramos
compañeros de trabajo, Hernán Rodriguez-tremendo tipo, futbolista
famoso-seleccionado chileno de muchos años, cuando el amor a la
camiseta era "sin –compromisos" sino defender a chilito no más.
para
mí francamente, este tipo es un santo y yo lo conocía muy bien. Un día me lo encontré y me
invitó a descubrir al Señor y servirlo. Pensé de inmediato-en mi
vida en verdad era lo único que me faltaba: tenía mi acción
social. la otra arista trabajaba en deportes, cooperativas, me
faltaba la iglesia; siendo yo un católico pero, no participaba en
ninguna cosa, osea "era a mi manera no más".
Pensaba que dejar mis
fletes botados con mi furgoncito en el mercado fue para mi fácil.
Era Hernán quien había pensado en mí y “alguien más”.
“Tienes
que trabajara para el Señor, por eso anda a aprender y conocerlo
mejor y que, fuí no más, que mierda boté todo y partí.
Ésos
tres dias fueron maravillosos. Más aún cuando me entregaron esa
cruz que llevo impregnada en el pecho “Cristo cuenta contigo...”
super emocionante.
Regresé,
me fuí caminando a casa -estaba conpungido -¿qué hago ahora? ¿a
quién se lo entrego?- estaba como en el aire- esto es tan grande lo
que he recibido y vengo rebalsado de alegría y no puedo ser egoista.
tengo que hacer lo imposible para transmitirlo, no me puedo quedar
tranquilo.
Llegué
a mi casa, me senté emocionado, me dije: “mañana será otro día”
así que le agradecí al Patroncito a puerta cerrada- no cabía con
tamaña felicidad
y
empecé, entusiasmado a participar activamente en el movimiento, poco
a poco- era una fuerza nueva, increíble, una belleza que atraía aún
más todo mi corazón. Donde me llamaban iba. Todos los miércoles
llueve o truene tenía que hacer mis tareas grandes, pequeñas pero
siempre algo.
Ahora
si me preguntan como fueron mis fletes ése día lunes al regresar
después de tres días y mi clientela botada. ¿qué voy a hacer
ahora?- el Señor ahora me ayudará, me dije convencido. Y partí al
mercado a hacerle empeño. fué increible amigo mío todavía no me
estacionaba cuando la gente me andaba buscando y dí vuelta, y vuelta
y más vuelta. No lo podía creer tampoco los colegas míos que a mi
lado estaban todos parados y sin pega y a mí me llovian. A las 10 de
la mañana tenía los bolsillos llenos de plata, de los tres días
que estuve ausente, el Señor me repletó de billetes en tres horas,
era increíble así que me retiré a las 11 horas para que mis
compañeros no reclamaran, era como demasiado....suerte decían.
Almorcé,
descansé y a las 15 horas volví a “la riña” siguió el mismo o
mayor movimiento , era una fiesta. ¡que manera de ganar plata ése
día!. Por los tres días que estuve en San Francisco de Mostazal
supe tantas cosas que jamás imaginé. Era ver y sentir a Jesús al
lado mío, todos los días, cada semana, cada tarde. Mi mundo se hizo
más fácil, más llevadero- sentí de verdad la mano de Jesús y
que se la apretaba más y más hasta sentir que mis dedos morados me
mostraban que todo era una realidad y lo vivido era lo mejor que me
haya sucedido a mí.
¿cómo
no voy a estar sorprendido y maravillado? ¿Cómo no voy a
agradecerle todos los días de mi vida? Ahora mi vida cambió, ahora
soy feliz solo agregar una y mil veces: ¡Gracias Señor, una vez
más!
Jorgito
Confiamos hoy a la Santa Familia a todas las familias del mundo, especialmente a las que están extenuadas por el sufrimiento o el desasosiego, e invocamos sobre ellas la protección divina. (Tweet del Papa, 29 dic. 2019)
Hermano, gracias por tu testimonio, bendito es el señor que está contigo.
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