domingo, 27 de agosto de 2017

Festividad de Santa Rosa convoca a miles de peregrinos




Historia de la Fiesta

La historia de Pelequén está estrechamente ligada a la devoción a santa Rosa de Lima. De hecho, la parroquia nació en torno a la devoción popular por esta santa. Primero surgió la piedad, después el templo en su honor. La presencia de “la virgencita”, como la llaman cariñosamente, y la permanente presencia de peregrinos ha marcado el carácter de esta comunidad.

Según la leyenda, después de la guerra con la Confederación Perú Boliviana, un oficial chileno viajaba a su hogar, cerca de Nancagua, junto a un "cholito" de Perú, para el servicio doméstico. En el camino quedaron empantanados en el caserío llamado Pelequén.

Recibieron el auxilio de una lugareña, doña María Terán, quien albergó el peruano que tenía fiebre tifoidea. Ante los requerimientos de la dueña de casa, el peruano descubrió el tesoro que guardaba en un arcón de madera: la milagrosa imagen de Santa Rosa de Lima, su coterránea. A ella pidieron ambos por la salud del enfermo, quien al día siguiente amaneció totalmente recuperado.

La noticia corrió entre los vecinos, que de inmediato vinieron a conocer la imagen, a quien imploraron diversos favores. Recuperado, el peruano dejó su imagen querida, a la que le hicieron una gruta donde acudieron más personas a pedir favores y a pagar mandas.

Las autoridades eclesiásticas decidieron que la imagen se instalara en la sede parroquial de Malloa. Sin embargo, según cuenta la tradición, más se demoraban en trasladar la imagen a Malloa, que en aparecer ésta de vuelta en Pelequén, lo que llevó a las autoridades de la época a establecer esta localidad como lugar de veneración a Santa Rosa de Lima.

El primer templo fue una capilla de tipo rural que fue creciendo hasta convertirse en el actual santuario. Además se fueron construyendo casas, trazando calles, surgiendo así el nuevo pueblo de Pelequén en torno al santuario. El antiguo caserío quedó con el nombre de Pelequén Viejo.

El santuario, como tal, existe en el lugar hace más de cien años, aunque ha sufrido modificaciones a través del tiempo, principalmente por los daños causados por terremotos como el del año 2010. Recibe peregrinos durante todo el año y, para la fiesta de Santa Rosa, el 30 de agosto, llegan más de 300 mil peregrinos a pagar mandas y pedir favores.

Fuente: Comunicaciones Rancagua

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