miércoles, 1 de julio de 2015

-BIENAVENTURADOS LOS MISERICORDIOSOS

¿Soy misericordioso? Ante la equivocación de un hermano, de un colaborador, ¿reacciono con el juicio o con la misericordia? Jesús sentía compasión por las multitudes: ¿y yo? ¿He sido también yo alguna vez el siervo  perdonado que no sabe perdonar? ¿Cuántas veces he pedido y recibido a la ligera la misericordia de Dios por mis pecados, sin darme cuenta de a qué precio me la ha procurado Cristo?
 


BIENAVENTURADOS LOS MISERICORDIOSOS
Perdón Señor por nuestra dureza de corazón con los necesitados.
Porque no te descubrimos en el que sufre.
Por nuestra insensibilidad ante el dolor ajeno.
Por nuestra hipócrita resignación ante el mal del mundo.
Por nuestro egoísmo a la hora de ofrecer nuestro tiempo, interés y trabajo.
Por la falta de comprensión.
Por no sufrir con paciencia la flaqueza del prójimo.

Las bienaventuranzas no son sólo promesas para esperar, son todo un programa de vida para reformar esta tierra. Si por un día todos los hombres fuéramos pobres de espíritu, mansos de corazón, pacíficos, misericordiosos, limpios de corazón, podríamos traer el cielo a la tierra. Es cierto que el Señor permite el mal en nuestras sociedades, la desorientación y las injusticias, pero no podemos olvidar que si lo permite, es porque está seguro de obtener de todo ello un bien mayor.



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