Ahora de verdad con
nuevos ojos, mirando la película desde otro lugar, me voy al centro a pagar
deudas, el lugar está a la mitad cuando me encuentro con mi hermano y amigo
Polito Lizana con su mujer- aunque no participan hace mucho tiempo lo recuerdo
como un dirigente en muchas luchas por intentar de llenar de colores los
ambientes propios, tanto el como otros dirigentes que ha conocido en estos
caminos de salvación, uno no los olvida pues dejan su huella, su personal forma de hacer su
entrega. Personas que a nosotros nos impulsan a seguir a vivir continuamente en
Ultreya “siempre más allá”, a entender y reafirmar que no estamos solos porque
juntos “en racimo”, es un poquito más fácil y mucho mejor; a menos que te creas
un superhombre y te confíes que solo me la puedo. Por eso da gusto en recordar
y saludar a tantos dirigentes convencidos, participativos y entusiastas que
aportan lo mejor de si mismo.
Los veo entrar y me
acerco a abrazarlos, quedan en duda, están más frágiles, es que la salud
siempre es clave:
-¡hola, soy yo!.
-¿Quién?
No, no soy un bandido,
aunque muchas veces lo fui pero ahora mi pistola no tiene ni balas, solo cariño
y solo quiero saludarlos.
-Que bueno, nosotros no
participamos como antes, sabes por la salud, ya estamos viejos y las cosas se
complican.
No se preocupen la idea
es solamente saludarlos y abrazarlos. Invitarlos que sepan que cada miércoles
nos juntamos para las escuelas y las otras actividades que saben: Ultreyas, Eucaristías
y palanqueos varios, siempre habrá algo nuevo que aprender y que agradecer, que
soñar y trabajar con ilusión.
Me escudriña a fondo,
me hace un “doble paneo- ”intenta inquieto explicar aquello lo del tiempo
transcurrido, de los que tenemos un millón de amigos pero empezando “por el
mejor…”, titubea, hasta que hace la pregunta del millón de dólares:
¿todavía se juntan los
cursillistas?
Creía que se había
acabado todo, que ya nada era lo mismo, y ¿todavía siguen?
Todavía intentamos
caminar juntos, el trabajo de evangelización está siempre inconcluso pero
también de moda con todo esto de la misión territorial con un apellido
significativo: que es permanente. Claro, nunca perder la esperanza e intentar
que esas frases claves que atesoramos: “ustedes son la sal del mundo, la luz
que alumbran, sin mí nada podéis hacer….” No es por un tiempo, el contrato es
de por vida así lo entendimos y aquí quien sabe hasta cuando es el Señor de la
vida. El “no te quedes solo” es que hay
que seguir acompañados, así si es posible, con esa reunión de grupo, platicando
la amistad y la cristiandad, revisando ese trípode de vida, creciendo,
mejorando, cultivando la buena tierra para la semilla de la palabra. Si,
seguimos, no te digo que muchas veces no es cuenta más, que perdemos la visión,
que nos dejamos arrastrar pero con el grupo al lado, la escuela en la otra no
hay posibilidad algunas de quedarse.
Hoy recuerdo en mi
hermano Polito a tantos que partieron a la vida definitiva y verdadera al
quinto día. Gracias por haberlos tenido junto a nosotros, por la entrega, el
trabajo. Solamente hay alguien mejor pagador justo y equitativo. Hagamos pues
empeño de lograr las mejores acciones de mercado y el ahorro de mi vida para la
cuenta celestial: la vida plena.
Abrazos
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