En el mes de la solidaridad, nuestra escuela Mcc con el Padre Mario Mella encendió las ganas de escuchar sus palabras y el pensamiento de este santo chileno SAN ALBERTO HURTADO. Con verdadera alegría recordamos los textos de este dia miércoles donde nos regalara el tema "Nadie puede dar lo que tiene". Gracias por la participación considerando nuestro mes aniversario,
Los pecados de un hombre de acción
(Para un examen de conciencia).
Creerse indispensable a Dios. No orar bastante. Perder el contacto con Dios.
Andar demasiado a prisa. Querer ir más ligero que Dios. Pactar aunque sea ligeramente con el mal para tener éxito.
No darse entero. Preferirse a la
Iglesia. Estimarse en más que la obra que hay que realizar, o buscarse
en la acción. Trabajar para sí mismo. Buscar su gloria. Enorgullecerse.
Dejarse abatir por el fracaso. Aunque más no sea, nublarse ante las
dificultades.
Emprender demasiado. Ceder a sus
impulsos naturales, a sus prisas inconsideradas u orgullosas. Cesar de
controlarse. Apartarse de sus principios.
Trabajar por hacer apologética y no por amor. Hacer del apostolado un negocio, aunque sea espiritual.
No esforzarse por tener una visión lo
más amplia posible. No retroceder para ver el conjunto. No tener cuenta
del contexto del problema.
Trabajar sin método. Improvisar por
principio. No prevenir. No acabar. Racionalizar con exceso. Ser
titubeante, o ahogarse en los detalles. Querer siempre tener razón.
Mandarlo todo. No ser disciplinado.
Evadirse de las tareas pequeñas.
Sacrificar otro a mis planes. No respetar a los demás; no dejarles
iniciativa; no darles responsabilidades. Ser duro para sus asociados y
para sus jefes. Despreciar a los pequeños, a los humildes y a los menos
dotados. No tener gratitud.
Ser sectario. No ser acogedor. No amar a sus enemigos.
Tomar a todo el que se me opone como si
fuese un enemigo. No aceptar con gusto la contradicción. Ser demoledor
por una crítica injusta o vana.
Estar habitualmente triste o de mal humor. Dejarse ahogar por las preocupaciones del dinero.
No dormir bastante, no comer lo
suficiente. No guardar por imprudencia y sin razón valedera la plenitud
de sus fuerzas y gracias físicas.
Dejarse tomar por compensaciones…
sentimentales, pereza, ensueños. No cortar su vida con períodos de
calma, sus días, sus semanas, sus años…
Ilusiones y Peligros de la Acción
La acción tiene sus peligros: obrar por obrar; obrar por afirmarse; obrar para brillar; obrar para dominar.
Ver demasiado grande. Querer el éxito a
toda costa. Querer ir demasiado a prisa. Perder el contacto con Dios.
Sacrificar los otros a mi juego. Convertirme en político, o en hombre de
negocios, o en patrón.
Saborear con el éxito, o carcomerse por los fracasos; endurecerse, creerse en el término y no querer seguir avanzando.
Abandonar el estudio, abandonar la
oración, perder la humildad, convertirme en un sectario, dejar de ser
apóstol, perder mi capacidad de acogida bondadosa. Dejar de mirar las
cosas de lejos, o la jerarquía de valores.
Lanzarse a ciegas a una aventura, cesar de contemplar, no contar sino con los medios humanos.
Desear el poder y el apoyo de los
grandes. Desear los honores. Comprometer a la Iglesia. Dejarse
maniobrar; pactar con la injusticia. Parecer interesado o ambicioso…
Peligros bien reales, que pueden llegar a inutilizar un apóstol. Dios se
encargará de purificarlo.
Gracias por compartir, meditar, reflexionar y agradecer por nuestro santo chileno. "Contento Señor, contento" siempre.