Recuerdo que mi lindo Cursillo de Cristiandad lo hice Dios mediante en la hermosa ciudad de Valparaíso, en el año 1991 (pareciera que fué solo ayer).Unas cariñosas e inolvidables amigas me invitaron a un "retiro".Recuerdo que me subieron a un auto y me vendaron los ojos, después de muchas vueltas llegué a una iglesia de noche, supe que era el cerro Cordillera de la ciudad puerto. Fue una experiencia nunca antes vivida.Lo que más me llamo la atención fueron los mensajes, palancas y saludos que me llegaron, la mayoría de personas desconocidas de todos los lugares.El cursillo me sorprendió, enseñó, alegró y afianzó mi real rol en la Iglesia (que somos todos) y en la sociedad (donde hacer presente a Jesús entre mis familia y ambientes).
Ahora no tengo venda en mis ojos y la vida es un camino de colores. Gracias por estas maravillas Señor.
Carlos Manzoliz
PARA RECORDAR: https://quico-anguita.
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