miércoles, 3 de enero de 2018

-* Soy un verdadero milagro



“De verdad es que soy un milagro”
Como que todo me costó mucho en mi vida. Comenzando por ser “sietemesina” y en tiempos difíciles donde no habían los adelantos de ahora. Empecé como “entre algodones” creciendo con esfuerzo físico y espiritual. Siempre un gran desafío por la vida, siempre hay que atreverse y seguir adelante. Con Roberto nos casamos muy enamorados, tenía algo especial:  había vivido un retiro de un cursillo de cristiandad y lo hacía diferente. Así,  ya a los cuatro meses estábamos esperando nuestro primer hijo y con 21 flamantes años entonces me invitaron a Lo Vásquez a conocer esta novedad que no entendía mucho. Viajar en tren a Santiago y después a Valparaíso la vida sí que me había cambiado casada, madre, aunque mi vida siempre fue de profunda fe gracias a mi querida abuelita Mercedes y más encima cursillista- más aún. Recuerdo  que los padrinos fueron dos tremendas personas: Edgardo e Hilda Escobar-muy queridos y respetados. Lo extraño y  único que recuerdo es que había que llevar sábanas y estaba un poco asustada, había mucha gente que no conocía: diría que me embriagué de amor por la Madre y su Hijo allí en el hermoso Santuario en el mes de  Mayo 1974.
Si me quedó grabado a fuego que todos nosotros somos la Iglesia, que Cristo y yo mayoría aplastante y tantas cosas hermosas y bellas que me llenaron el alma pero, tanta emoción tuve que  no pude abrir la boca para contarles mi testimonio a mis hermanos en Cristo. Pero quedé feliz, muy contenta es que en casa paterna años atrás recuerdo lamentablemente violencia, división y penitas y, ahora sí que estaba realmente feliz. Poco a poco me fui enamorando del Señor y nunca de verdad me he alejado de su mano. Quizás si alguien me preguntara por vivir esta experiencia y tienen dudas les diría de inmediato que vale la pena, que descubrirán mucho para su vida y para su futuro es simplemente un gozo. Un sueño familiar 4 hijos,  nueras un yerno que intentan descubrir a su vez los talentos personales su vocación y su servicio.
Mi primer tiempo de catequista fue un tremendo desafío pero lo acepté entusiasta. Es que no estaba sola, ahora incluso soy  Ministro de Comunión. Visitas a los enfermos voluntariado y visitas casas siempre me digo “que seas Tú Señor y no yo” me gustan pues los desafíos imagínense  si agradecemos por los hijos, los nueves nietos y un biznieto.

Recordaba en la historia que  Roberto iba a misa y compartía con un curita del barrio, trabajaba en la carnicería familiar de a poco me invitó a misa y allí empezamos una vida interesante y compartimos siempre la alegría del Señor, nunca será fácil pero siempre vamos “más allá”-.
El milagro más grande es haberte conocido Jesús y quiero seguirte siempre-

"de colores"
MARIA TERESA-  "Grupo Dios es mi todo" Rancagua

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