viernes, 25 de diciembre de 2015

-* El dilema de Navidad------113*

Estas esperadas y movidas fechas de múltiples actividades de Navidad y fin de un Nuevo Año: carreras escolares y de tantas otras que alistan el alma para intentar vivir sentimientos de bondad, reflexión también celebración aunque más de una vez podamos perder lo esencial en el intento. Curiosamente en esos particulares días de espera, nos vemos allí trabajando en el fin de semana en tediosos labores de cálculo, revisión y balances de registros y cuentas. Se respira-pese a estar encerrados, el aire de algo diferente. Lástima estar  trabajando, como nos gustaría estar en casa junto a los niños y la familia.
Inevitablemente la conversación se desarrolla en las recordadas historias familiares de Navidad de la niñez tiempo ya.
Trabajando, soñando y recordando escucho a mi buen compañero de labores Oscar con una petición- extraña- en la quietud de la tarde del verano
-Quiero pedirle un servicio! ( La seriedad de la solicitud es clara ya que me trata de" usted").
-Por supuesto, dígame mi amigo-
Quiero pedirle que entregue este billete a alguien que de verdad lo necesite en estas fiestas (era el billete más grande!).
-Guauu! Es de verdad una idea novedosa, una situación hermosa en estas fechas de bondad y regalos.
Indíqueme a quien y salgo por un rato a entregar esta sorpresa.
-El servicio es descubrir a alguien que sea merecedor de ello.
Pero….y el nombre?
-Usted mismo lo determina, conoce a la gente tanto como yo, ubíquelo, entrégele y sin nombres  que nunca descubra el remitente.
Así una tarea que parecía sencilla se transformó en un problema, ¿cómo lograr claramente quien se lo merece y necesita?
Salgo a la calle-sintiendo el calor ambiental y comienzo a revisar caras, rostros, situaciones. Escudriñaba, sopesaba, sacaba cuentas,   discernía, como hacerlo mejor, este encargo lo quería hacer luego y bien.
Varios candidatos y un solo premio. Como la vida misma, la realidad; pasaban los minutos y la carga se hacía más difícil. Como dilucidar la persona correcta, la más necesitada. La mejor!
No me quedó más que intentar pedir ayuda: “Señor, que haga lo mejor, lo que corresponda ...y un poquito más. Que no me fije en pequeñeces y solo en la primera impresión. Que aprenda de la esperanza que nos regalas al nacer entre nosotros, que se realice tu voluntad ahora y siempre”.

De improviso aparece el elegido. Nunca entendí quien era. Solo entregarle este recado de “alguien que pensó en usted”. Felicidades.
Incrédulo, lo recibió sin entender. No  vi su cara de sorpresa al descubrir el contenido de un sobre en blanco.
Estoy seguro eso si que esa noche fue distinta en su casa con sus hijos; la actitud de Oscar me hizo sentir algo de lo que significa este nacimiento del Salvador, que perdemos en puros detalles.
Cuando uno entiende nuevas cosas por descubrir mejor al Niño que llega, entiende que desde su llegada hay milagros, sorpresas y regalos.
Han pasado los años y todavía me sorprendo.

“de colores”
CICO

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