miércoles, 29 de julio de 2020
* 29 de Julio año 2000- Ultreya Mundial en Roma
LA VERDADERA FELICIDAD EN EL SEGUIMIENTO DEL SEÑOR.-
“De colores, de colores se visten los campos en la primavera. De colores, de colores son los pajaritos que vienen de fuera. De colores, de colores es el arco iris que vemos lucir...”.
Durante los días del Cursillo, las palabras de esta canción popular española ayudan a los participantes a reflexionar sobre la belleza multiforme de la creación. Encontrándoos con Cristo, habéis aprendido a mirar con ojos nuevos a las personas y a la naturaleza, a los acontecimientos cotidianos y a la vida en general. Habéis experimentado que la verdadera felicidad se logra en el seguimiento del Señor. Esta experiencia personal y comunitaria debe ser transmitida a los otros. Muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo, que por desgracia se alejan de Dios, esperan de vosotros la luz de la fe que les ayude a redescubrir los colores de la existencia y de la alegría de sentirse amados de Dios.
“¡Ánimo! ¡Ultreya! Adelante, os repite hoy el Sucesor de Pedro. Contemplad a María, ejemplo de fidelidad indefectible a Dios, y, como ella, en todas las circunstancias poned vuestra confianza en Dios, Padre de misericordia, que mantiene vuestros pasos por el camino de la verdad y del amor.
Mi saludo se extiende, con la misma cordialidad, a todos los demás peregrinos que se han dado cita aquí. En particular, a los de la diócesis de Leiría, Fátima, encabezados por su obispo, el querido Monseñor Serafim.
Queridos hermanos y hermanas, han pasado dos meses desde que tuve la alegría de encontrarme entre vosotros, gozando de vuestra cordial hospitalidad y testimoniando vuestra radiante alegría por la confirmación de la santidad de dos paisanos vuestros: los beatos Francisco y Jacinta Marto. Hoy vosotros, representación elegida de esa Iglesia particular, me devolvéis la visita. Habéis venido a la tumba del Príncipe de los Apóstoles, con espíritu de oración v penitencia, para implorar perdón e indulgencia y renovar vuestra entrega a la obra de divinización de la humanidad que comenzó hace dos mil años con el nacimiento de Dios encarnado.
Saludo de corazón a toda la diócesis de Leiría, Fátima, deseando que este gran jubileo de la Encarnación sea para todos vosotros el “año de Gracia del Señor” que se hizo realidad con Jesús y en Jesús (cf. Lc. 4,19-21), a fin de que esperéis confiadamente en la fuerza de su mensaje y de su obra de salvación, améis a todos con amor de donación y también de reparación por la ingratitud de tantas personas con respecto a Dios, y testimoniéis la fe con valentía y coherencia en la sociedad actual.
Que la Virgen Santísima, presente místicamente en vuestros santuarios marianos, entre los que sobresale, por elección de ella, el de Fátima, os acompañe maternalmente en vuestro camino de penitencia y conversión, y os sostenga en la realización de vuestros propósitos para bien de vuestra diócesis y para la salvación del mundo.
Os saludo cordialmente a vosotros, peregrinos de Polonia, que habéis venido a este encuentro. Os agradezco vuestro compromiso por la nueva evangelización y la construcción de la civilización del amor y la solidaridad en el mundo. La Iglesia os necesita. Necesita vuestra actitud cristiana y vuestra santidad, para que se realice en el mundo la gran obra de la salvación.
Con afecto, os aseguro un constante recuerdo en la oración y os imparto a todos la bendición apostólica, propiciadora de abundantes gracias divinas.
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