Miércoles
primero de Abril de 1987 faltando minutos para las 16 horas aterriza en
Santiago un avión de Alitalia el
“mensajero de la paz”-Karol Wojtyla el papa polaco de visita a Chile. Con mucha
emoción y fervor mirábamos todos en la oficina del banco el televisor instalado
en el hall y virtualmente sosteníamos la respiración cuando bajaba la
escalerilla y se postraba besando la tierra que lo acogía. Era, lo sabíamos
todos, un momento histórico que nos traía cambios y muchas cosas buenas. Yo
“sentía” que todos nos queríamos más y había algo especial en el aire, algo
rico que nos hacía sentirnos “más buenos”, más hermanos. Llegaba el Papa, tenía
66 años en ese entonces y le veíamos una tremenda energía para vivir todos esos
encuentros
Gran fervor con este “MENSAJERO
DE LA PAZ” con su slogan “EL AMOR ES MÁS FUERTE” (mucho mas que el odio)
La visita
conmocionó al país y todo el mundo- en verdad la necesitábamos..
Recordamos
que era una época de mucha incertidumbrey divisiones; estos primeros
seis días de Abril 1987 trajeron algo diferente que nos hizo muy bien ya que la historia tenía novedades: dos años que
había caído el muro de Berlín,
Como olvidar:
“no tengáis miedo”, “abre de par en par las puertas a Cristo”. Nos quedaron
grabadas muchas imágines del avión llegando, un millón de personas en su
recorrido al centro de la ciudad, su oración en el Santísimo de la Catedral, la
bendición nocturna a todo el país desde la Virgen del Cerro San Cristóbal. Los
viajes en su “papamóvil” la eucaristía de Rodelillo, con la juventud en el
Estadio Nacional, con los religiosos en Maipú, el maravilloso encuentro en
Puerto Montt, con los privados de libertad en Antofagasta, y con tantos más en Punta Arenas.
Nuestro grupo de amistad por unanimidad llevó su nombre para perseverar y
trabajar en la evangelización así con Fidel y Raquel, Eugenio y Elcira, Osvaldo
y María, Carlos y Laly, Rafael y Rosita,
Mónica y Waldo y nosotros con Carmen- intentamos trabajar con emoción nuestro
trípode formativo, tratando de ser cada día un poco mejor. Me impresionó sin
duda las historias de muchos hermanos que “se animaron vivir un cursillo de
cristiandad” para conocer y descubrir mejor al Señor de la vida.
Un viaje que
nos renovó, nos llenó de fuerza y optimismo y nos reencantó en el amor y en la
esperanza. Hoy recordamos estos treinta años que sin duda pasaron “volando”. Nuestro
grupo terminó ya que varios ya partieron junto con el protagonista a la casa del Padre
Eterno. Hermoso recuerdo que hoy queremos revivir.
Carmen y Quico- "caqui"
MCC DIOCESIS DE LA SANTA CRUZ
“DE COLORES” RANCAGUA
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