El mundo tiene que cambiar, y la
civilización del amor, anunciada y profetizada
tantas veces por el santo Papa Juan Pablo II,
tiene que llegar. Pero no
llegará si los católicos nos quedamos de brazos
cruzados y con la boca cerrada, pues es necesario
que hagamos apostolado y que recemos mucho.
Pero a no creernos que nos faltan cualidades o medios para el apostolado, porque si Dios se sirvió de doce pobres hombres, los Doce Apóstoles, para fundar y propagar su Iglesia; tranquilamente se puede servir de nosotros, que tal vez somos poca cosa, pero con la gracia y la ayuda de Dios podemos hacer grandes obras para gloria de Dios y salvación de las almas.
No tengamos miedo
de lanzarnos a la conquista del mundo para
Cristo, porque quien trabaja por Dios y por
el Bien, es ayudado por la Providencia divina y el
triunfo es seguro.
Aprovechemos estos medios de comunicación modernos que nos permiten llegar a miles de personas en contados minutos, y utilicémoslos para el apostolado. Se envían tantas tonterías por email, ¿por qué no enviar buenos mensajes, con enseñanzas cristianas, encendiendo la caridad en las almas, para que sean muchos los que se contagien y sean también apóstoles?
Aprovechemos estos medios de comunicación modernos que nos permiten llegar a miles de personas en contados minutos, y utilicémoslos para el apostolado. Se envían tantas tonterías por email, ¿por qué no enviar buenos mensajes, con enseñanzas cristianas, encendiendo la caridad en las almas, para que sean muchos los que se contagien y sean también apóstoles?
Es cierto que el mundo está mal y que
la noche ha descendido sobre él, pero esto no es
un obstáculo para que nos demos por vencidos, sino
todo lo contrario, pues justamente la luz brilla
en las tinieblas; y si somos
una luz en la oscuridad, iluminaremos a
muchos, justamente por la gran tiniebla de
alrededor.
Debemos ser una luz en donde el Señor nos colocó, ya que no es producto del azar que estemos exactamente en el lugar que estamos, sino que el nuestro es un puesto estratégico y elegido por Dios, y lo que no hacemos nosotros, nadie lo hará en lugar nuestro.
Pensemos un poco en ello.
El Cielo vale la pena.
Sitio Santísima Virgen
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