A veces no miramos las personas que a
diario nos atienden, tantos lugares y actividades, es que cada uno vive
ensimismado en su propios problemas personales como si el resto nunca los
tuviera. Continuamente como cada dia , recuerdo, estaba pasando por aquel lugar y me
atendía esa joven especial, diferente con un no sé que, pero aquel día tenía
algo distinto, no sabría decirlo pero mostraba ciertamente visible cara de
penita.
-¿Qué le sucede?.......si se puede
saber.
- No, no puedo hablar…..y le rodan
unas lágrimas por su rostro.
Quizás lo único que se me ocurre en el momento es
decirle : “no te preocupes por nada, nunca te olvides que ….¡Dios te ama!
Sorprendida queda mirándome y se puso a llorar
explosivamente.
Cómo olvidar que las personas que me rodean son importantes y
que a veces nos parecen tan normales. Ayúdame Señor siempre descubrir en los que me rodean tu rostro, que aprenda a ponerme en sus zapatos y a rogar por ellas.
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