-CRISTO Y YO, MAYORÍA APLASTANTE

Varias son las frases claves del Cursillo:

     
  • Tú eres Iglesia.
  • Nadie ama lo que no conoce.
  • Cristo y yo, mayoría aplastante.
  • Fuera de la Iglesia no hay salvación.
  • Nos salvamos en racimo.
  • Ganamos el ambiente o el ambiente nos gana.

Citamos algunos de ellos, pero queremos referirnos a uno en particular, para conocer cuál fue el origen: CRISTO Y YO, MAYORÍA APLASTANTE.
Esta frase la pronunció Manuel de Llanos y Pastor (Manolo Llanos), que fue un mártir de la guerra civil española de 1936. Su historia es la de un joven estudiante amante de la vida y de las cosas simples. Quedó huérfano de niño, aunque fue criado con mucho cariño por madres postizas. Siendo joven integra la Juventud de Acción Católica Española (JACE), compartiendo con sus pares inquietudes apostólicas y ansias de santidad. Durante la participación de unos ejercicios espirituales encuentra su camino, él que soñaba encontrar a la mujer que podría ser la madre de sus hijos, siente que necesita una unión más profunda y esencial con Cristo.
En una peregrinación a Roma le impacta muchísimo el testimonio de los mártires y descubre su verdadera vocación: el martirio.
Era una época difícil, en España se vivían momentos de tensión, de guerra. Estando preso en su domicilio, no resiste y se encamina a su Parroquia. Es detenido y confiesa su fe, lo devuelven a su casa luego de haberla registrado; es una situación que se repite en varias oportunidades hasta que encuentran el arma incriminatoria:
un crucifijo blanco y verde, símbolo de la JACE.
Después de eso lo apresan y lo liberan de madrugada, para que las patrullas lo encuentren y lo asesinen. Así sucede, es llevado a empujones en medio de burlas y golpes, Manolo resiste apretando un crucifijo en su bolsillo. Sorprendidos por la resistencia le preguntan de donde saca fuerzas. Manolo con una entereza y seguridad absoluta, sacando su crucifijo, responde:
De Éste ¡CRISTO Y YO, MAYORÍA APLASTANTE! , y besaba incansablemente el crucifijo mientras recibía las balas de su muerte. Un miliciano le clava de un culatazo el crucifijo en la boca. Así obtuvo su victoria definitiva, fue mártir.
Manolo no hizo más que traducir en su vida la frase de San Pablo: “Todo lo puedo en Aquél que me fortalece” (Flp 4,13).

El cursillista en el Cursillo ha tenido un descubrimiento: su propia responsabilidad en el Plan de Dios. A veces este descubrimiento apabulla al cursillista, lo llena de temor. Es acá donde encaja la frase de Manolo Llanos.
El cursillista debe descubrir que su unión vital a Cristo, a través de la oración constante y confiada, de la frecuencia de los sacramentos (Reconciliación y Eucaristía), y la conciencia plena de Iglesia, lo hace miembro del mismo Cristo. Su tarea no es la de un francotirador, sino que está apoyada esencialmente en Él, debe dejar de depender del yo para tener la seguridad en el TÚ de Cristo.
Se trata precisamente de colocar las incapacidades personales, la nada personal, en las manos de Cristo. La debilidad de sus seguidores en las manos de Él es fortaleza absoluta. La fuerza de Cristo será la fuerza del cristiano para enfrentar al mundo.
Convencidos de ser instrumentos en manos del Señor, podemos afirmar con San Pablo: “cuando soy débil, entonces soy fuerte”.
Traduciendo diríamos cuando no confío en mis propias fuerzas, entonces estoy confiando en las fuerzas de Cristo. Si delante de todos mis ceros, coloco el Uno, que es Cristo, me convierto en diez, cien, mil, un millón.... Manolo Llanos tradujo con acierto:
CRISTO (el todo) Y YO (la nada), MAYORÍA APLASTANTE.
Reflexionemos:
Compartamos momentos de debilidad en los que nos olvidamos de apoyarnos en Cristo.
Compartamos experiencias vividas en nuestro cuarto día, donde experimentamos la fortaleza del Señor.


Comentarios

  1. qué hermoso testimonio el de Manolo Llanos...a veces decimos esta frase con tanta liviandad...

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