"NUESTRO
MOVIMIENTO PRECISA DE PERSONAS QUE SEPAN CREER, PUES YA TENEMOS A
MUCHAS QUE CREEN SABER".
Eduardo
Bonnín
Para
mi fué conocer una nueva vida. Me cambió todo en muchos grados como
del cielo a la tierra. Fue de verdad llegar a una nueva familia
grande, rica, diferente, generosa.
No
imaginé que me haría tan bien: compartir con otras personas,
aprender, descubrir los talentos recibidos y ponerlos en práctica ya
que de ellos se nos exigirá después.Si bien todos no servimos para
todo pero todos servimos para algo y así fué: acercarme con cariño
a los nietos, entenderlos y comprenderlos. Nunca había tenido
conmigo la lectura diaria,que es el verdadero alimento- ahora cada
vez que es posible la hago con mi familia,esta riqueza no debe quedar
para mi solita. Ahora , aproveché de hacer mi viaje a
Traiguén,visitar a mi hermano enfermo fue descubrir algo novedoso:
podíamos compartir la palabra del día juntos. Mi hermano-tan
necesitado- le gustó. Como que la esperaba- y uno se guarda todo
esto en su corazón, siendo mejor nuestra comunicación. Antes
acostumbrados a buscar solo lo material era un divagar y perder
tiempo precioso de sentirnos queridos.
Ufano
y contento se entusiasmó y se dió el trabajo de anotar el texto:
“lo buscaré ya que me alumbró, será tambien una forma de
recordarte hermana querida”.
Me
dejó los ojos brillantes y me sentí muy feliz. La vida sigue y no
se detiene. A veces uno piensa que no será posible salir de la
tremenda depresión de nuestra vida pero es un momento clave que te
hace rebajar y caer la tremenda mochila que nos impide movernos. Al
cambiar yo también lo intento con mi entorno ya que vivíamos
normalmente separados- casi sin visitarnos, sin compartir, debo
acercarme más, así lo comprendí y entendí que ahora sí amaba a
la familia como nunca quizás.
Vivir
un cursillo es un regalo de Dios. Basta un empujoncito- de alguien
amoroso que te invita, para descubrirlo amarlo y seguirlo,y a menudo
no nos damos cuenta de la importancia del regalo.
Ahora
hay que seguir buscando, colaborando.de manera de hacer una familia
más grande. Pido a Dios que me ayude en mi precursillo con la gente
que sé que lo busca. Que sea capaz de contagiarlo, que sea mejor
para entenderlo, para enseñarlo y para mostrarlo.
Ahora
me enternece mi vecina, se llama Yesenia y tiene 23 años no sabe
leer pero está deseosa de aprender, apenas en su silla de ruedas
conversa y se le entiende poco pero uno adivina lo que dice, me llega
a sorprender como hace recorrer sus enfermitos dedos en el teclado
queriendo comunicar y aprender. La inscribí en un taller para que
saliera aprendiera y cambiara de aire- la mamá no le gustó- lo
único que dijo que le cuesta, que es difícil, que no salga y que no
puede. Envalentonada con la alegría del Señor le dije.....¡yo me
hago cargo!
Y
se produce el cambio: aprendió a bordar en lana -bueno, apenas..pero
me sorprende cada paso que se atreve a dar; era tan fácil dejarla
encerrada y este pajarito con sus ganas me llenó la vida ha sido un
verdadero privilegio tenerla y ayudarla.
Este
cambio de mundo fue posible gracias a que viví este cursillo.
El
amor es muy bello. Ahora estoy entusiasmada para que pueda recibir a
Jesús en la Eucaristía, la madre se complica más....y yo rezo y le
pido al Buen Pastor. Por favor, les pido igualmente a mis hermanos,
acuérdese de este angelito que pueda alcanzar esta felicidad :Jesús
con nosotros.
De
alegres finos y firmes colores
María Figueroa.
Muy buena historia señora María, como siempre la llamamos. La vuelvo a leer y me soprendo como ha pasado el tiempo. Da gusto saber que lo sigue intentando llevar siempre la Buena Noticia a los demás. La hermosa amistad con Yesenia es proverbial . Sigue el cariño, las conversaciones "especiales" de alguien que sufre, siente y se alegra. Gracias por el testimonio. Hay que seguir María! 20.01.2021
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