miércoles, 10 de abril de 2013

* MCC EN CHILE- recuerdo del PADRE RENATO- quinto día 31

Había vivido mi cursillo primario allá por el año 1974 en Santiago, por esos años Rancagua tenía solamente un pre-secretariado, todo era más difícil y, había vivido como todos ustedes momentos de muchas alegrías, sorpresas y novedades.
Con mucho cariño, sabíamos que había que trabajar para tener la oportunidad de que algún día se pudieran hacer los cursillos en casa, había que conseguir el Secretariado Diocesano para poder lograrlo. La estrategia, fue lograr que un grupo de hermanos viajara a la capital, a preparar la primera camada de dirigentes. Aparte de la ayuda amorosa de los hermanos de Santiago, también el cariñoso aporte de Viña, Valparaíso y Chillán, que vivían y compartían de verdad el sueño de los rancaguinos empezar a despegar. El Padre Renato era pues en estas labores un gran puntal y aporte junto al padre Heriberto Becquer- cariñosamente llamado“el Hilton cien”
 Una de estas alegrías fue conocerle. Me gustó la cercanía que tenía con la gente, típico cura de mi pueblo, la canción de Nicanor Molinare. Tenía siempre preparada la invitación:” vayan a verme a Guacarhue, a conocer la zona y ver otros cursillistas”.
De repente me encontré con unos días de feriado en Requínoa, allí aproveché de ir por tres días (suena conocido este espacio de tiempo) a compartir y a conocerlo mejor.
Me recibió con su cariño habitual y alegría que era tradicional. Contento de que podíamos conversar de todo, conocer la casona típicamente colonial: la hermosa Iglesia centenaria, los corredores, las parras, las enredaderas, las enormes tinajas de greda, las tejas.
También pude compartir su trabajo, viéndole pastorear a sus ovejas, también descubriendo su enorme comedor, sus antiguos muebles, y la larga lista de fotografías familiares que iluminaban todas sus paredes y eran apreciadas por todos los que entraban a su casa.
 
Gozaba una especial predilección de argumentar las fotografías:
-“Esta es mi madre, mira que estampa de la doña, acá está mi padre –mira la pinta-ellos se casaron muy enamorados, acá la casa de Cartagena-hermosa! ahí al frente de la playa grande, acá estamos con mis hermanos sacerdotes, acá el resto de la familia, mis hermanos, mis sobrinos; habían recuerdos de sus feligreses de amistades, y seguía tan entusiasmado que uno gozaba la alegría de las cosas simples de la vida.
Fíjate, contaba a modo de compartir una cuita íntima ….” que a mi padre lo enviaron a trabajar fuera de la capital, allí le hizo una promesa muy especial: “Mijita, si usted baja esos kilitos que tiene y vuelve a ser la maravilla de la que me enamoré, le compro una casa en el balneario top de Cartagena”
Era indudablemente un reto para su esposa, así que comenzaron las prolongadas y productivas caminatas a casa de toda la familia repartidas en la capital y, lo increíble sucedió: ambos cumplieron y así muchos de nosotros-insospechadamente- conocimos esta enorme casa testimonio del amor de sus padres.
Allí en Guacarhue era, por lo que ví, llenarse de simpleza, puro campo; el cerro, el cementerio, el fundo, también recorrer su casa tenía algo especial. Recuerdo su escritorio, alguna foto familiar y siempre preparando una carta para sus amigos. Algunos libros. Pero todo sencillo, simple, con espíritu de pobre realmente. En estos tiempos que escuchamos muy a menudo “no tengo que ponerme” me trae recuerdo su raída y remendada sotana, podía observar, sin mucho esfuerzo el 7 que se formaba al unir los pedazos rajados.
No se preocupaba del dinero, a pesar de proceder de una buena cuna-como siempre decían, pero lo que tenía, lo compartía. Aquellos días que tuve la suerte de conocerlo en forma más íntima equivale a decir que recibí un verdadero premio, situación que tenía una razón que en aquel momento no lo descubrí en toda la esencia, sino ahora que no lo tenemos con nosotros.
Era bueno para contar chistes, reír y tocar guitarra, le encantaba también cantar a dúo con la Elcira Montti-esta artista que tanto queremos con la canción floklórica de “la cachucha”, que tanto le agraciábamos.(“la cachuchá de mi maire, es más grande que la mía...”)
Recuerdo, en la última ultreya que hicimos en su casa en Cartagena, correspondió la de navidad, fue- como siempre uno de los artistas de los cuadros que producimos: “descubrir el verdadero sentido de la navidad”, terminando con la eucaristía y compartiendo su comedor. Un día de encuentros, de un “paseo de Emaús” por la playa, de convivencia y testimonios, todo increíblemente hermoso e inolvidable.
Cuando subimos-en la tarde- al bus del regreso él nos acompañó conversando y cantando y “como que no quería bajarse….” - y con unos ojitos raros nos preguntaba....¿cuándo volverán? Nos decía como un niño que espera con alegría el próximo encuentro con alguien muy querido.
En otra oportunidad lo pasamos a saludar a Cartagena en una época de verano y en la puerta me invitó: haz llegado justo, en el momento propicio, vamos celebrar la eucaristía de este primer viernes, así que te toca leer el salmo.-Encantado padre Renato!
Por esas cosas que el Señor no más sabe, tomo la lectura y sorprendido con voz trémula  empiezo….salmo 91” el que habita al amparo del altísimo”…….terminando con unas lágrimas.,- Me mira y pregunta ¿qué te sucedió quico? Ahhh padre, era el salmo preferido de mi padre……..de su amigo que tanto quiso y que siempre lo recuerda por compartir el humor y la esperanza.hoy me recuerdan su partida a su quinto dia.
Tenía una sensibilidad que sabia hacértelo sentir: ahh tu padre, nuestro hermano, sí me hacía reír con su testimonio de su padrastro, recordaba cuando contaba el vino “corazón de bandido” que al beberlo daban ganas de matar al mundo.
Con los años llegué a trabajar a la oficina de Quinta de Tilcoco. Atendíamos público hasta las dos de la tarde pero a las cuatro aparecía mi buen cura golpeando la puerta; “ Quico, ayúdame, tengo problemas en mi cuenta corriente”. Claro padre, pase y veamos. Revisábamos, conversábamos, compartíamos.
Mis colegas me decían “este cura está loco”, cree que le están robando, ya es tercera vez que da orden de no pago por cheques. Yo lo miraba, me sorprendía nuevamente y “lo escaneaba viendo su mente buena, su estilo peculiar, su figura habitual”, no no está loco, es un simple y sencillo cura de pueblo no más.
Pero con esta investigación dolorosamente descubrí que así era, tantos que lo visitaban, que iban a ver televisión, que se juntaban a algún tipo de actividades, lamentablemente “se iban por dentro”, le sacaban un documento y lo cobraban haciéndole la firma; esto nunca lo conté, sé que a él no le hubiera gustado….en el fondo era solo plata, me habría dicho de seguro.
Así lo recuerdo con cariño: “Cura bonachón. Pastor, austero. Humilde, acogedor, auténtico, pobre, simple, risueño. Astuto, creativo, enamorado de Jesús. Un recuerdo inolvidable de “mil batallas compartidas”
Le gustaban los cursillos de cristiandad, le llenaba el método,” es una rica y buena instancia de evangelizar”, decía.
Siempre quiso que sus hermanos presbíteros conocieran lo que era un cursillo, una fábrica de voluntades para la comunidad: llenar de evangelio los ambientes y de acción las comunidades. Pero fueron muy pocos los que se entusiasmaron. No hay tiempo.
Me gustaba cuando empezaba a precursillar. Lo hacía con ganas, con entusiasmo,¡ con todo!. Era mostrar algo muy preciado y que tu podías participar y descubrir, aquí, al alcance de tu mano.
Una vez que tenía al candidato, lo seguía hasta embarcarlo en el cursillo;
el José anda allá en el fondo del potrero….decía la esposa, no creo que pueda ir padre”- allí partía mi buen cura, con su camioneta, lo perseguía hasta el fin- los arreaba como fuera, si hasta por eso lo amaban.
Dejaba a las 99 almas guardadas y buscaba a la que estaba perdida, era perseverante como nadie.
Esto rescato hoy- en su recuerdo- su tenacidad para invitar a vivir cursillo, cuando nosotros estamos “con palos al águila para llevar a cabo los cuatro cursillos en el año”
Necesitamos entonces que logremos entender  que ya no está nuestro Padre Renato en las clausuras, donde contaba su historia del cursillista que había llegado al cielo y era devuelto urgentemente-”por culpa de unas viejas....
Pero su recuerdo será el mejor aliciente para “comprometerse más”, también para entregarse más, también para orar más, para invertir más en rodillas  y en trabajo. Mucho aprendimos de su generosidad y entrega.
Querido Padre Renato-Jorge-Capuchino-Cursillista: feliz quinto día! Descansa en paz……¡de colores!

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