La Iglesia de Nuestra Señora del Rosario- en Litueche 2013. Párroco: P. Jorge Iván, con muchos saludos. |
¿Le
gustaría a usted vivir un Cursillo de Cristiandad?
La
verdad que no me sorprendió; era como una consecuencia lógica de
atender a mis dos pensionistas que tenía en casa y que hablaban y
oraban cada día con tantas ganas y entusiasmo así nos íbamos
conociendo a pausas y trabajo; entonces mi respuesta fué instantánea
y sin miedo ni preocupación:
“claro
que voy...¿cuándo partimos?
Bueno
cuando fuí ya estaba enferma de mi vista pero igual acudía con todo
el espíritu. Provenía de una familia católica. Mi madre-que en paz
descanse ya más de veinte años, tenía familiar sacerdote por
partida doble.
La
invitación no me complicó en lo más mínimo, acepté de inmediato
viendo a estos cursillistas que ya compartíamos el rosario del
atarceder cada día.
Fué
una hermosa llamada, la viví muy bien y era justo lo que me faltaba
para descubrir y acrecentar mi fé. Me llegó profundamente y he
seguido a Dios gracias practicándola cada día junto a la esperanza
ya que una sin el Padre de los Cielos es nada.
Cuando
me veo débil o disminuida por las cosas que suceden en esta vida,
acudo a mi rosario, recurro a esta preciada y querida oración que me
hace sentir otra pues carga mis baterías de fuerza y entusiasmo.
Por
todo ello es que soy feliz y vivir esta experiencia de Dios me hizo
muy bien.me doy cuenta que es un proceso que poco a poco uno va
comprendiendo, que se desarolla en el tiempo, día a día.
Momentos
de dificultades- ya lo sé, me retiro a mi pieza y en la tranquilidad
puedo lograr la oración confiada con gran profundidad, me llega la
paz y siento que se me solucionan mis dudas.
De
los que recuerdo con cariño es al padre Alejandro con su humor y
alegría me ayudó mucho. Mi vida gracias a Dios y a esta saludable
instancia ha sido distinta: liquidé mi sentimiento de rabia y no
guardo odio ni venganza; es que somos todos hijos del mismo Padre y
por tanto hermanos en Cristo Jesús Resucitado, y no hay riqueza más
preciada.
Soy
una agradecida del Señor nuestro amoroso Padre.
Nunca
sabremos como se desarollan los caminos del Señor.ni los imaginamos.
Recuerdo cuando nuestras rutas se cruzaron-la encontré con una
mezcla rara de trabajo, pena y recuerdo. Todavía reflejaba la
pena la aflicción
por la pérdida de su madre quien sufrió por varios
años-compartiendo, conviviendo en su pensión y con la oración en
ristre alcanzamos a descubrirla como nuestra hermana que necesitaba
reencontrarse con el Señor. Con entusiasmo y alegría la hicimos
partícipe de esta actividad de cursillo y los tres: Eduardo, Zoemia
y yo, logramos conocernos más, entendernos mejor y seguir al Señor
de la vida. Su entusiasmo se hizo evidente en cada oportunidad que se
hacía un nuevo cursillo para otros hermanos,no fallaba ya que
aportaba su palanca,su sentida y permanente oración confiada para
que nuevas personas descubrieran también esta maravilla que produce
cambios en la vida siempre para mejor llenándola de todos los
colores del arcoiris.
Agradecer
una vez más al Patrón por este testimonio de cariño y sencillez.
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