miércoles, 10 de abril de 2013

- *50 AÑOS DEL MCC EN CHILE- 32- * Mónica Guerra

 

Este es un llamado para agradecer solamente. Camila, nuestra hija se va de viaje a la isla Esmeralda de Irlanda por un tiempo que aunque breve nos deja con el alma en un hilo- rogándole al Todopoderoso que la cuide y proteja en su salud y sus nuevos proyectos.
Es muy difícil este momento pero los hijos deben desplegar las alas y nosotros dejarles partir ya no nos queda nada más que hacer sino acompañarles con el cariño y el recuerdo.
Este tiempo ha sido de preocupaciones y amarguras, de ceño fruncido y dudas, es como cuando te alejas de Dios incluso de discursiones y enojos con mi esposo.
Ante tal escenario un día me mira mi niña un tanto molesta por los desencuentros que estamos demostrando y la evidente tirantez de nuestra convivencia y me hace una pregunta increíble:
-“Mamá, ¿qué sucede?-¿porqué tantos enojos y cosas raras? -a mi me gustaría saber una sola cosa y espero que me la puedas contestar:
¿Cuál ha sido la mejor época de ustedes mis padres?
-Uf! Menuda tarea. Una difícil pregunta que me llevó a meditar profundamente para contestar a mi hija.
Allí lo descubrí, antes teníamos menos cosas, la casa era más pequeña mientras ustedes crecían y estudiaban pero teníamos una gran riqueza : contar con nuestros hermanos que venían a nuestra casa a su reunión de grupo. Y nos juntábamos para examinar la hoja de servicio, revisar el trípode y descubrir que paso a paso- a veces lentos pero decididos íbamos creciendo como grupo en este peregrinar de toda la vida.
Inolvidables mis hermanos: Fidel con Raquel, Rosita y Rafael, Osvaldo y María Cristina y los caqui, más que amigos en el Señor éramos una familia. Y yo sentía que podía contar con ellos, que los problemas- no se terminaban pero se hacían mas llevaderos y sencillos.
Y ya que me he dado cuenta de esta gran verdad de inmediato los llamo por teléfono para dar gracias por tanto recibido y compartido y una cariñosa oración para los del quinto día.
Permíteme Señor recuperar mi grupo. Es un verdadero taller de perseverancia y una medida para seguir creciendo y trabajando una riqueza que al alcance de mi mano podría recuperar este grupo.
Seguiré con mi oración por esta hija viajera. Sé que estoy acompañada por muchos de ustedes. Que este compartir del cuerpo místico aminore la penita que ahora sentimos estos papis que quedan solitos. 

¡de colores hermanos queridos!
MONICA 

Agradecemos al Señor por la compañía, ayuda y apoyo de Mónica quien partió a su verdadero quinto día en un mes como Junio. Su recuerdo y enseñanza la guardamos con aprecio y cariño. 17-06-20  

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