"EL
REINO DE DIOS ESTÁ DENTRO DE NOSOTROS MISMOS. LA HISTORIA DEL
CRISTIANISMO QUIZÁ SEA LA TERQUEDAD DE UBICARLO EN OTRA PARTE".
Eduardo
Bonnín
A
los 81 años, y víctima de un ataque cardíaco, falleció ayer
domingo 17 ABRIL 2011-el padre Renato Guerra Larraín, quien fuera
por muchos años párroco de la localidad de Guacarhue y de
Pichilemu, en la Diócesis de Rancagua.
Aunque
el “padre Jorge”, como lo llamaban allí por su origen capuchino,
se había retirado hace varios años por razones de edad, era un
sacerdote muy querido para la comunidad local.
Su
misa de funeral se celebrará hoy, a las 15:00 horas, en la parroquia
San Antonio de Padua, de los padres capuchinos, ubicada en Catedral
2345, Santiago.
La
noticia nos apenó de sobremanera pues llegó de improviso.
Lo
sentimos enormemente pero dijimos de inmediato: sufrió poco ahora,
no cabe duda, ya está en la gloria: nunca más dolor, penas ni
preocupaciones, por fín la vida plena!.
Nosotros,
tuvimos la suerte de compartir muchos años de trabajo, de llevar
adelante varios encuentros y proyectos, lo recuerdo siempre
maravillándose de este camino de iglesia que intentaba perseverar
llenando de colores todas las gentes,todos los dias.Recorría los
lugares invitando siempre a descubrir la maravilla del cambio de
vida.
Éramos integrantes del secretariado diocesano y quisimos
viajar a su despedida; nos organizamos con Anita, Tina, Samuel y
nosotros, fuimos a la capital a los capuchinos donde estaban sus
restos. No había donde estacionar de modo que nos arreglamos en el
interior y fuimos a presentar nuestros respetos. Nos encontramos con
sus fieles y hermanos de colores de Pichilemu, Guacarhue y otros
lugares-todos juntos para el último adiós. Llegamos a un salón y
allá adelante había un féretro y algunas personas silenciosas,
juntas. Me acerco pero no ubico a ninguno de los presentes y al mirar
el cajón me sorprendo y me retiro de inmediato en forma silenciosa,
pero de improviso veo a Carmen y Anita acercarse conternadas a la
última mirada. Miran muy sorprendida y dicen “por Dios” ¡que
tremendo! quedó irreconocible!, Anita, atina a decir de inmediato
“el corazón pos mija”, si quedan desfigurados Señor mío, de verdad, casi no se parece- observan
embobadas y apenadas- cuando descubren una fotografía en el ataúd de un tipo sonriente
junto a un perro enorme-típico retrato del campo: chitas, es otro
el muerto! Y se arrancan de la escena mientras todos mirándolas
esperábamos sus comentarios; llegan coloradas y sonriendo:
chitas.........nos cambiaron al padre Renato!
Regresando
a Rancagua al final de la ceremonia, viajábamos contentos, nos
quedaba el dulce recuerdo de la sonrisa peremne del padre Renato como
último gracioso recuerdo para que lo tuviéramos presentes con una
cara alegre y el corazón bien dispuesto.
No
estén tristes. Es un cambio importante partir al quinto día, el
verdadero, por lo que todos trabajamos ahora y siempre. Que sepamos
apreciar el testimonio de nuestro hermano y su trabajo entre tantos
hermanos del movimiento donde sembró con la esperanza puesta en el
Señor.
Gracias
Padre querido por habernos regalado alguien tan cariñoso y
entregado. Renatito, descansa en paz “de colores”.
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