en las manos del alfarero



Esta oración fue encontrada en un bolsillo del saco de Robert Kennedy, luego de haber sido asesinado:

“Yo me abandono, oh Dios, en tus manos.
Toma este barro y trabájalo una y otra vez, como la arcilla entre las manos del alfarero.

Dame el amor por excelencia, el amor de la cruz.

Pero no de las cruces heroicas, que podría nutrir el amor propio; sino de las vulgares, que llevo con repugnancia.

De esas que se encuentran cada día en la contradicción, en el olvido, en el fracaso, en los juicios falsos, en la frialdad, en los rechazos y desprecio de los demás, en el malestar y en los defectos del cuerpo, en las tinieblas de la mente, en el silencio y la aridez del corazón.


Entonces sólo tú sabrás que te amo. Con eso… me basta”.



Robert Kennedy

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