Les comparto el texto que el juez Aggrey Muchelule de Kenia, quien no es católico, escribió sobre la elección del Papa León XIV:_
"Existe una sabiduría que no es altanera.
No busca la atención.
No grita para ser vista.
Simplemente existe, silenciosa, profunda y eternamente.
Esta es la sabiduría de la Iglesia Católica, un cuerpo que ha sobrevivido a imperios, cismas, soportado escándalos y, sin embargo, se mantiene en pie, firme y sagrado.
La Iglesia Católica no es una moda. No es una ola social.
Es una institución que se adapta a los tiempos, pero que escucha a la eternidad.
Mientras el mundo estaba ocupado haciendo predicciones, elaborando listas de cardenales notables, analizando alineaciones políticas y formulando teorías sobre quién sería el próximo Papa, el Colegio Cardenalicio eligió un camino diferente. Ignoraron el ruido.
Se alejaron de los focos.
Entraron en lo sagrado y regresaron con un nombre que el mundo jamás había imaginado.
El Papa León XIV.
Un nombre que no se había susurrado en los pasillos de la especulación.
Un hombre desconocido en los titulares. Una elección que silenció a todos los analistas y reinició la brújula de la selección divina.
Esto no es una coincidencia. Es una confirmación del orden divino.
Lo que hizo el Vaticano no fue simplemente elegir un nuevo Papa.
Hicieron una declaración al mundo. Recordaron a la humanidad que Dios no sigue modas.
Él las marca.
Que el verdadero liderazgo no siempre se encuentra en lo obvio.
Que a veces quien lleva el manto no es el que el mundo espera, sino el que el cielo aprueba.
Este es el misterio de la sucesión divina, envuelto en silencio, revestido de oración y sellado en sagrada deliberación.
No soy católico. Pero cada día que pasa, veo claramente por qué esta institución sigue siendo venerada. No es porque sus miembros sean perfectos.
No es porque sus líderes sean inmunes al error.
Es porque, a pesar de la imperfección humana que la caracteriza, la Iglesia Católica permanece arraigada en el orden sagrado, el gobierno estructurado y la disciplina espiritual.
Es una institución que domina la continuidad.
Su longevidad no se sustenta en la conveniencia, sino en Consagración.
Ninguna iglesia es perfecta. Ninguna institución humana carece de defectos.
La Iglesia Católica no es la excepción.
En ella hay hombres y mujeres con distintos grados de santidad, sinceridad y esfuerzo.
Pero en medio de todo esto, persiste un núcleo profundamente espiritual, un centro que sostiene, un sistema que funciona, un ritmo inquebrantable.
Dentro de sus muros hay quienes sirven a Dios en espíritu y en verdad, en silencio, con humildad y fervor.
Su devoción no es una actuación. Su fe no es una moda. Es una vida.
Lo que sucedió en la elección del Papa León XIV no es solo un acontecimiento político o eclesiástico.
Es un reflejo para el resto del mundo cristiano. Expone, en comparación, el caos que reina en muchos entornos eclesiásticos modernos, particularmente en el ámbito pentecostal.
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