Sólo si nos abrimos a la experiencia del amor misericordioso de Dios Padre, que no nos condena, nos espera y nos ama como somos; podremos mirar y actuar con los demás con la misma misericordia. Dios Padre nos ama y nos perdona, para que nosotros nos amemos y nos perdonemos. La propuesta de este encuentro es internarnos en la experiencia de la misericordia de Dios, desde la Parábola del amor del padre (Lc 15, 11-32), conocida como «del hijo pródigo», aunque en realidad el personaje principal es el padre. Es la última de las tres parábolas de la misericordia (la oveja y la moneda perdida) que encontramos en el capítulo 15 de Lucas y la intención de Jesús es enseñarnos cómo es Dios. Dios es como ese padre, y nosotros somos como el hijo menor y el hijo mayor. Necesitamos encontrarnos con la misericordia del Padre, para que él nos haga pasar, como el hijo menor, de la muerte a la vida.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario