En Ciruelos agradecemos al Señor por tanta alegría, bondad y por cumplir este hermoso sueño. |
Si la verdad que hemos
llorado mucho pero nos hemos encontrado el mayor tesoro de la vida. No era
capaz de hablar delante de de gente. Tengo a la Madre y a su Hijo; entonces
ahora nada me falta.
Me fui de sorpresa en
sorpresa. Me entregaron una gran cruz. Debo llevar a Cristo en su camino, difícil. Pero, cómo Cristo se fijó en mí!,
¿porqué? Tan solo escuché ¡“sígueme”!.
Lo conozco un poquito
más y lo llevaré a todas partes.
La verdad es que tenía demasiado temor. Me daban
ganas de salir corriendo….¿qué hago yo aquí? –todo ahora tiene su significado. Me
reencontré y me siento feliz, inicio este cuarto día diferente, distinta,
bendecida. He abierto mis brazos para abrazarle y no separarme jamás de mi
Señor
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