-Busca tu amigo "de colores"




En  la Reunión de Grupo o Grupo Natural, las relaciones son de persona a persona como tales, en razón de si mismas, no en razón de una función que desempeñen. El Grupo comparte unos valores y los comparte de idéntica manera desde la perspectiva de una conversión. Estos valores hacen que los miembros del Grupo se sientan identificados y uni­dos por la fe, formando un  todo; eso si: respetuosos y cons­cientes de la individualidad de cada uno.

Si la amistad nos une a unos pocos, los valores Cristianos nos abren a todos los demás. El Grupo debe ser, íntimo y abierto, personal y eclesial, receptor y trasmisor de vida cristiana. Solamente en el compartir por la vía de la amistad se da plenamente la relación interpersonal prima­ria, en razón de las personas como tales. Por la vía de la amistad se puede compartir todo: lo que se es, lo que se hace y lo que se tiene.

Y en este compartir no somos subordinados ni compañeros, sino protagonistas todos en la misma aventura de vivir lo fundamental cristiano. Solo en el compartir por amistad se logra un compartir: libre, porque yo lo deseo, no se impone; profundo, porque no se queda en lo super­fluo, sino que va a lo fundamental, dinámico, vital, estable, frecuente y duradero; por eso es que el compartir entre amigos la vida cristiana es, a la vez, cauce, estimulo y garantía para vivirla.

Es muy importante no perder de vista que nadie tiene derecho a escogernos nuestros amigos ni a prohibirnos o imponernos una amis­tad. La Reunión de Grupo o Grupo Natural  deberá ser siempre con quien uno quiera y nunca podrá ni deberá ser con quien no se quiera. Esto abre a la posibilidad de Grupos mixtos (hombres y mujeres), o de matrimonios, y a Grupos geográficos, ambientales o gremiales: innumerables posibilidades condi­cionadas únicamente por la capacidad de amistad y convi­vencia cristiana entre sus miembros.

En la reunión debe haber un crecimiento, como lo hay en los diversos aspectos de la vida. Este crecimiento viene de la Gracia, y de la revisión, de la planificación y del compartir los compromisos. El proceso de la reunión ayuda a todos a ser mejores amigos, mejores cristianos, mejores padres, esposos, trabajadores y ciudadanos.

Asimismo no hay que olvidar que muchos fallos de la Reunión de Grupo se van a deber a que se da más importancia a la mecánica de la reunión que al compartir el compromiso entre unos y otros, y con los ambientes. Por eso, desde el principio, el Grupo debe tender a centrarse en lo esencial, compartiendo las líneas generales de la piedad, el estudio y la acción entre los miem­bros del Grupo.

En la reunión, más que una búsqueda de nuevas formas, debe interesarnos una comprensión e interpretación más clara de su espíritu y de su intención. "Se consideran validas como  Reuniones de Grupo aquellas que conten­gan los tres pasos fundamentales del compartir la vida de piedad, un progresivo conocimiento de Cristo y una inserción del cristianismo en las estructuras" 

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