Me creía un emperador mientras conducía a Su Majestad "Miny I" recorriendo su reino de canes y gatunos en este mundo encantado en su visita. Es que Miny I era siempre una maravilla y todos la saludaban entusiastas y alegres el paso de la gira en dos ruedas. Era insistente el guau guau en la gira siempre. Pero ahora apenas erguida y un tanto ciega ya no saludaba, ya no dirigía a su pueblo. Era su despedida silenciosa y sentida. Era de verdad su última vuelta, apenada, al reino y sus súbditos. Era de verdad su despedida.
Muy alegre, juguetona, siempre vigilante, celosa de sus funciones. Era de verdad integrante de la familia a quien acompañó por mucho tiempo. Con estoicismo soportó la llegada de la Rosca a la casa. Era muy joven y rosquera y no tenía respeto por la antigüedad y autoridad de la "Minichita". Diría que adivinaba que sería su reemplazo a pesar de ser tan joven, grande y juguetona.
Tenía una bondad especial, y una sonrisa envidiable. Cuando fue a la playa y le compraron su personal correa para pasear la miré y de verdad se creía el hoyo caminando con una pinta increíble.
Tampoco puedo olvidarla cuando jugaba con los niños. "El congelado" era su especialidad...un juego donde cantan y de pronto se detiene la música y nadie se mueve. Gracias Miny I por hacernos sentirte aún con tu gracia. es que ¡no movía una ceja!
Una vez compartieron con la gatita que llegó a casa en medio de la pandemia. Tenía la misión de acompañar a un par de viejitos para que no se sintieran solos. Compartieron unas noches entre dientes el sofá de la sala regañando y mirándose a distancia pero descubrimos que era puro teatro, entendieron que eran princesas de compañía y alegría. Y lo cumplieron hasta el final.
Adiós querida Miny, tenemos penita, es verdad pero quiero contarles algún día de mi secreta esperanza (de que todos los perritos cariñosos, que hicieron de su vida un servicio, alegría y compañía como la "Miny I se van...al cielo")
Muchas gracias por tu alegría y todos los recuerdos que nos dejaste en todo este tiempo.