la
historia de JORGE
Recuerdo
que venía de localidad cercana: el campo donde reinaba siempre la
tranquilidad.
Depués
nos vimos en la capital, cuando el trabajo absorvía todo nuestro
tiempo y años después nos encontramos cerca de Rosario. Uno siempre
que queda la esencia de las personas que conoce, conociendo su
historia de su familia y de la partida de su esposa en dolorosa
forma, motivo que aún estaba triste. Los hijos parten y uno queda
solo, con el negocito trabajando para mantenerse.
Era
el tipo y el momento de hablarle del Señor y de los cursillos.
Las
conversaciones siguieron muy bien. Había un entusiasmo claro; sin
embargo en primera instancia no resultó la invitación, nos alejamos
y otra vez por el trabajo. Pasó otro buen tiempo y al recorrer la
zona por una semana me quedaba sólo un día: el Viernes para
ubicarlo y me subí al taxi -quedó un puesto y me recordé de mi
amigo, ¿qué sería de él?. En el camino alguien paró el colectivo
y he allí al Jorge en bandeja y sin querer queriendo y “sin
trámites ni dudas” firmó su ficha para vivir su cursillo-¡por
fín!.
No
era por mi empeño o por las oraciones, sino que “era el momento”
Claro al
regreso quedó encantado. Cuando uno dice que “me cambió la vida”,
es tratar de explicar en algo lo hermoso vivido- pero, llegó feliz y
lo único que decía era: “gracias, miles de gracias”-cuando uno
sabe que siempre sólo se agradece al Señor.
La
otra sorpresa para nosotros- ocurrió en las charlas prematrimoniales
que nos toca en la comunidad, allí llegaron-con su novia y su
proyecto de dejar la viudez y casarse- el cambio de vida se adivinaba
total.
Nos
llegó la invitación y contentos quisimos compartir el momento del
sacramento. Lindos momentos, estaba la familia completa de las dos
partes: dos viudos que se unen para compartir la vida-historia que
nos sorprende.
Después
de los abrazos y felicitaciones intentábamos adivinar el lugar de la
celebración y encontramos algunas señoritas que sin vehículo
esperaban partir al lugar, alguien las recogería.
¿Ustedes
saben donde es la fiesta? -Si! -entonces vamos juntos- conversamos de la alegría de
participar en esta linda noticia. Y aparecen algunas confidencias
desconocidas: “nuestro padre sufrió mucho por la partida de mamá,
intentamos que dejara su pena pero, es muy difícil para un matrimonio
tan unido, nuestra preocupación llegó al tope cuando lo vimos
depresivo- hasta con ganas del suicidio. (!) -Pero como Dios en tan
grande, no sabemos cómo, pero llegó “alguien y lo invitó a vivir
una experiencia de vida y amor” y gracias a Dios le cambió la vida
y tomó esta decisión de casarse de nuevo”.
-Quedamos
con la garganta apretada y en silencio. Sólo nos miramos con mi
esposa y calladitos atinamos a mirar las estrellas dijimos en
silencio “gracias”, era tremendo: nosotros instrumentos tan
imperfectos y hasta vencidos que perdemos la esperanza en seguir en
este eterno precursillo no descubrimos los misterios y milagros que
ocurren tan a menudo. Además fué un aire para continuar, para no
decaer: si alguien, por tu intermedio y tu trabajo, logra acercarse
más al Señor podemos decir que la misión se está realizando. Así
que el regalo no es solo para nosotros sino para todos los que en la
búsqueda de los “esquivos y ocupados” candidatos y amigos de
nuestros días. Sabemos que no estamos solos y que la conquista debe
continuar-como la función- siempre.
Gracias
porque la siembra no nos parece inútil. Aunque a veces nos
desalentamos, lo intentamos una y más veces y parece que estamos en
el desierto pero Tú siempre nos muestra tu cómplice guiño de un
mundo mejor: sigan, no desfallezcan.
Bueno
hay que hacerlo así sin perder el entusiasmo y las sorpresas que
recibimos.
“siempre.....de
colores”
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