Nuestra HORA APOSTÓLICA esperando la primavera

 

Este miércoles tenemos la invitación para VIVIR LA HORA APOSTÓLICA. Un hermoso momento para compartir tus cuitas, problemas y agradecimientos por los hermanos: los enfermos, los más tristes y alejados.Para rogar por el Padre Pancho y el Padre Desiderio, por Rayén y su familia, por Samuel, (tú agregas a tu hermano, vecino, amigo...)

también por este querido movimiento que tanto amamos, por nuestro Secretariado Diocesano y Secretariado Nacional,  por los dirigentes nuevos y los antiguos, y también por nosotros, Juntos participemos, vamos meditando sus frases, saboreando la alegría de parar en el camino para orar, pedir y agradecer por tanto recibido de nuestro Buen Padre.

 

  Infúndenos una fe auténtica, alegría y simpatía en el trato con los hermanos, ardor y brío apostólico para no cruzarnos nunca de brazos y trabajar siempre más y mejor.

Tod. Te rogamos, óyenos. (respondemos todos)

Lec. Haz que con tu Gracia sintamos la responsabilidad de la gran misión apostólica que nos has confiado.

Lec. Que no necesitemos milagros para creer y obrar, pero que tengamos tanta Fe que merezcamos que nos los hagas.

Lec. Danos cristianos que te amen sobre todas las cosas, fieles al lema: “aunque todos te abandonen, yo no”.

Lec. Por los que llevan los pesos de nuestros ambientes, por el más valiente y sacrificado.

Lec. Por el más cobarde de nosotros, por el que más necesita de tu Gracia, por el que cree necesitarla menos, por el que de nosotros menos trabaja y menos se sacrifica, por los que se conforman con lo que han hecho.

Lec. Por los que se empeñan en servir a dos señores, por los que se enfrían en tu servicio, por el que más nos fastidia y santifica.

Lec. Por el primero que va a burlarse de nosotros cuando le expongamos nuestro ideal apostólico.

Lec. Para que sepamos superar con tu Gracia los fracasos, para que sepamos sacar de ellos fruto apostólico, para que no nos envanezcamos con los éxitos.

Lec. Para que con inteligente valentía sepamos promover la justicia social en las realidades temporales en que estamos inmersos.

Lec. Por aquellos que has vinculado a nuestra generosidad, por aquellos que con nuestra ayuda conquistarás, por los que te conocerían si fuéramos más fieles a tu llamada.

Lec. Por los que menos se interesan por tu Reino, por los cristianos que no te conocen, por los que nos compadecen.

Lec. Por los que se han encomendado a nuestras oraciones, por los que principalmente quisiéramos tener presentes ahora.

Lec. Bendice Señor a los enfermos, a los pobres, a los presos, a los oprimidos, a cuantos sufren y peligran.

Lec. Bendice a los hermanos separados, para que todos los que invocamos tu nombre lleguemos a la unidad en el seno de tu única Iglesia.

Lec. Bendice a los que sin conocerte te buscan. Dales, Señor, misioneros, dales Fe.

Lec. Medita ahora por un momento la frase que más te haya impresionado. ¿Qué quieres Señor de mí?

Tod. Habla Señor que tu siervo escucha.

(Breve silencio)

Lec. Alabado sea Jesucristo.

Tod. Por siempre sea alabado.

Lec. Antes morir.

Tod. Que separarnos de ti.

 

Consagración a Jesucristo

Te adoramos, Señor, y con honda gratitud te reconocemos que nos has elegido entre muchos para ser los constructores de tu Reino.

Queremos ser tuyos de veras, Señor, y por mediación de la Virgen Santísima nos consagramos a ti.

Queremos tener conciencia plena de cuanto implica vivir en tu Gracia.

Danos fuerza para llevar la Cruz mientras nos dure la vida.

Aunque todos a nuestro alrededor sean cobardes, queremos, Señor, ir contra corriente, detrás de ti que eres el Camino, la Verdad y la Vida.

Jesús nuestro, haznos Apóstoles. Enséñanos a orar.

Danos hambre de ti. Enséñanos a predicarte con nuestro testimonio y con nuestra palabra.

Haz, Señor, que abramos para todos los hombres un ancho camino a tu Gracia. Haz que el mundo vuelva a ti, aunque nos cueste la vida.

Amén.

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