* Leonardo mi padre nació un 14 de febrero...

 


LEONARDO ARTURO GARCIA PULGAR

1924 – 2011

 

Mi viejo fue un hombre de esos que no hay dos.  Un trabajador incansable, dedicado al 100% a tener a su familia bien sin necesidades ni apremios.  Y vaya que lo hizo bien, no es menor haber criado y educado de la mejor forma posible a 7 bendiciones.  Nos dió a todos sus hijos una muy buena vida y nos entregó valores que nos han ayudado a ir por la vida con la frente en alto.

Mi viejo nació un 14 de febrero en una familia de campo, como él decía siempre yo nací en viña, pero no en Viña del Mar sino que en una viña de uvas.  Trabajó desde muy joven en el campo que administraba mi abuelo, por allá en lo que los antiguos llamaban el Trapiche. Luego entró a trabajar a la Braden Cooper Co. Como obrero trabajando en la mina a punta de pala y picota, pero como él había estudiado en la antigua Escuela de Artes y Oficios que actualmente es el Liceo Industrial A6, tenía el oficio de la tornería por lo que logró salir de la mina y comenzar su trabajo como empleado en la maestranza de Colón. La vida lo formó como un hombre serio y grande, aunque los que lo conocíamos de cerca sabíamos que él se reía con sus eternos bigotes muy bien cuidados por cierto podía verse como el hombre más serio y enojón pero sus bigotes lo delataban y en realidad por dentro se estaba riendo.

 


 

El a pesar de no ser un católico practicante, tenía mucha fe en Dios y en su Virgen de Lourdes. Fue siempre el típico católico del alma el que vive su fe en silencio y en su interior.

Como les contaba él fue siempre un hombre muy serio no demostraba afecto, así como así.  Cuando ya estaba enfermo recuerdo muy bien un día domingo que salió a dar su último paseo por el patio de la casa, y ya cansado iba de vuelta a su cama, mi hermano y yo estábamos viendo una película y en su camino a la habitación se detuvo a mi lado y me dio un beso en la frente y luego hizo lo mismo con mi hermano, creo que fue su despedida porque tres días después partió solo 20 minutos después de recibir la unción de los enfermos de manos del Padre Jesús Grañón.





Debo decir que disfrute a mi viejo hasta el último día y siempre lo admiré por el gran amor que le tuvo a mi madre, ellos se conocieron cuando él tenía 12 años y ella tenía 7, y estuvieron juntos toda la vida más de sesenta años de matrimonio y toda una vida juntos desde niños, eso sí es verdadero amor, de esos amores que duran hasta más allá de la muerte.  Solo la muerte fue capaz de separarlos,

aunque no fue por mucho tiempo ya que ella lo siguió a la eternidad poco más de un año después que él se fué.  Ella cuando partió, un día antes lo vió reflejado en la pared

de la clínica donde estaba internado, supongo que él mismo vino a buscar a su amor de la vida.

Ahora solo puedo decir que era un buen tipo mi viejo y aunque han pasado ya 10 años de que se fué sigue viviendo en los corazones de sus hijos de su familia y de los amigos que logró tener en vida.

 

Patricio García  y todos sus hermanos.

 

Comentarios

Publicar un comentario