* El Santo Rosario. Invita a rezarlo.

 


 El Rosario es la oración más hermosa que podemos dirigir a la Virgen, al tiempo que es el más perfecto homenaje ofrecido a Jesús; es un método sencillo y fácil para meditar en las grandes verdades de nuestra santa fe; es un arma invencible para combatir a nuestros enemigos espirituales; un poderoso medio de conversión y santificación; un tesoro inapreciable de indulgencias.

He aquí algunas afirmaciones de los Santos sobre el Rosario:

"No tengo mejor secreto para conocer si una persona es de Dios, que si le gusta rezar el Avemaría y el Rosario" (San Luis María de Montfort).

"Mientras el Rosario sea rezado, Dios no puede abandonar al mundo, pues esta oración es muy poderosa sobre su Corazón" (Santa Teresita del Niño Jesús).

"El Rosario es de todas las oraciones la más bella, la más rica en gracias y la que más complace a la Santísima Virgen" (San Pío X).

"Después de la Misa, ninguna devoción me es más agradable que el Rosario" (La Virgen a un Santo).

"El Rosario es la mejor de las oraciones" (San Francisco de Sales).

"Entre todos los homenajes que se deben a la Madre de Dios no conozco ninguno más agradable que el Rosario" (San Alfonso María de Ligorio).

"Son inmensos los beneficios que cada día recibe el pueblo cristiano por el Rosario" (Papa Urbano IV).

"El Rosario salva a los cristianos" (Clemente VIII).

"El Rosario es uno de los medios más poderosos que tenemos para aliviar a las almas del Purgatorio" (San Alfonso María de Ligorio).

"En el Rosario he hallado los atractivos más dulces, más suaves, más eficaces y más poderosos para unirme con Dios" (Santa Teresa de Ávila).

"El Rosario es poderosísimo para alcanzar todas las gracias" (San Antonio María Claret).

"... La Santísima Virgen nos dijo, tanto a mis primos como a mí, que dos eran los últimos remedios que Dios daba al mundo: el Santo Rosario y el Inmaculado Corazón de María" (Sor Lucía de Fátima).

"La práctica del Santo Rosario es grande, sublime y divina. El Cielo nos la ha dado para convertir a los pecadores más endurecidos y a los herejes más obstinados" (San Luis María de Montfort).

"Con el arma del Rosario le he quitado muchas almas al diablo" (Santo Cura de Ars).

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