La deuda de gratitud por Jesús: su gran amor por mí


Hay cosas que uno vive y son inolvidables


Es que, debo contarlo, tengo una tremenda deuda de gratitud por Jesús y Jesús. Es extraño pero todo empieza cuando que me invitaron a vivir un cursillo de cristiandad hace un tiempo atrás. Venía de una gran amistad que había que confiar; nuestro amigo el Padre Jesús, el fué quien posibilitó realizar este triple encuentro tan novedoso, tan especial y tan hermoso.

 Allí descubrí quien era mi Padre. Lloré intensamente todo el día: sentir su presencia dentro de mí, ¡yo era su hijo! sentía su amor, cariño, ternura como nunca. De todo ello me dí cuenta y desde allí me cambió totalmente la vida. Por esto hablo de una profunda gratitud.
Recuerdo que en aquella fecha yo participaba con mis hermanos en misa de sanación donde había la imposición de manos, muy intensa y de larga duración: cuatro horas. En aquel momento me hace una seña el Padre Jesús, ya, ahora, el momento de dar tu testimonio.

 -Pero es que no me atrevo. Si yo no sé hablar padre.

Muy asustado le pedí .....habla por mí Señor, es que yo no soy nada! me dí cuenta la tremenda verdad: ser un simple instrumento en sus manos.

 
Ya en esta fecha Marzo 2012 nos juntamos en la última Eucaristía de sanación en la Iglesia del Carmen, aún recuerdo que era día lunes. Como siempre fué una gran actividad, mucha gente y de gran duración y testimonios. Pero, el martes de madrugada nos llama nuestro amigo muy enfermo y complicado, nos levantamos y lo llevamos de urgencia a emergencia hospital de Rancagua. Con pena descubrimos que era el comienzo del fin  ya que nuestro asesor tendría una breve recuperación que nos dió grandes esperanzas pero que fué la despedida ya que la enfermedad lo llevó a este quinto día en el mes de Junio de este año 2012.

Indudablemente que siempre permanecerá en nuestro recuerdo, oración y cariño.

"Ultreya hermanos colorinos"

Pedro Godoy - 
Rancagua 10 de Febrero 2020


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