* -Diego: "De la negación a la contemplación"



Amigos y hermanos queridos:
desde los 10 años que estuve escuchando palabras medios raras "ultreya, escuela, cursillo, palanca" y tantas más, y mientras se desarrollaban estas actividades yo jugaba en el patio de Nuestra Señora de la Merced y mi familia hacían su "grupo natural " (¿qué serían esas cosas?). 
Cuando cumplí los dieciocho mi madre me dijo,- " ya, anda", te toca ahora. (pero yo no estoy ni ahí, no entiendo estas cosas de la fe).
Bueno, no fuí a la primera: estudio y otros, después trabajo y más y al tercer instante empecé a cuestionarme "chitas, me estoy negando a algo pero ni siquiera sé como es", aparte de lo perseverante que fue mi madre con la invitación, no se cansaba nunca: ya ¡te toca!.
Bueno, llegó mi oportunidad Dios mediante el 21 de Abril- mi Cursillo en número 38- Rancagua; entré medio oscuro para encontrarme con la luz. Me dejaron en mi pieza y esperaba y esperaba largo rato hasta que llegó Nelson- "ya po, estai faltando tu no más, vamos". De verdad nunca me "vacunaron", el qué el cómo el cuando, viví de la "a a la zeta" mi oportunidad intensamente hasta que llegó ese sábado y me enfrenté al tremendo y completo tema del Padre Jesús- hasta allí llegué, ¡Dios mío! y yo que no me la quería jugar, ni me moví, no pensé no, no me cansé. Era una "enciclopedia", me llenó de tallas por lo de tan joven, siempre lo recuerdo. Años y me llamaron a servir allí él me enseñó a "parir el rollo", con mucha oración y entrega, "hay que colocar tu carne, tu vida, tu mismo, esa es la única manera de entregar algo bueno, creíble y entendible", es que todos somos tan parecidos.
Tengo en la mente a Arturo, fue "mi yunta" en el cursillo, lo recuerdo especialmente. Él ya partió al quinto día y nosotros seguimos en la pelea y en la entrega.
Adquirí un gran compromiso con el Señor, convencido, decidido y libre. Fuí elegido vivir esta hermosa experiencia en mis años mozos, muy joven, más alegre y comprometido. Participo en mi comunidad San Joaquín de los Mayos y coordinando en Sagrada Familia-en Nogales.
Un cursillo es el inicio de algo muy grande y muy hermoso; lo recomiendo a quienes han tenido la invitación y se asustan por tanto que uno desconoce pero te encuentras con el mejor de los amigos, con hermanos que te apoyan y acompañan y con la familia que me ayuda a perseverar y trabajar.

De colores!
DIEGO
Iquique Noviembre 2019  

Comentarios