–Me sirvió para dar un paso gigante
De verdad mi vida era muy sencilla y tranquila con mi
mujer e hijos, mi trabajo y mi comodidad, bueno tranquilo también espiritualmente como el llamado católico “FM” ése que participa solamente en
los “funerales y matrimonios”. Más joven algo participaba allá por mis tierras
de Lota, en templos evangélicos, claro al Señor lo buscas en todos los caminos.
Y en Rancagua un día sin pensarlo siquiera me llegó esta invitación para ir a
vivir lo que llaman un “Cursillo de Cristiandad”.
Vivir esta experiencia me cambió la vida, se los cuento
francamente. Bueno todo el mundo lo cuenta así pero para mí y esposa fue más
que novedoso. Me movió para casarme, para dar el tremendo paso del Sacramento
del Matrimonio, el amor era mucho más grande. Así empezamos entusiastas a
buscar al familiar significativo para tamaña locura hasta que nos decidimos
como el padrino; estaba nominado por fin,
era un familiar que vivía en EEUU. Bastante tiempo. Una y otra vez se pospuso
por su agenda personal, siempre tenía algún problema para viajar a Chile. Los
curas amigos me preguntaban y agregaban ….”ya po!- parece que te vas a correr”,
el tiempo pasa más y por eso determinamos una fecha final para este “cacareado
matrimonio”. Y tuvo su efecto “mágico” apareció para la fecha indicada. Todos
mis nuevos amigos esperaban el típico gringo gigantón y rucio y enredado para
hablar. He allí a mi buen padrino bajito, morenito….típico chileno……chitas” nos
engañaste y por este esperamos tanto? Me decían mis amigos sorprendidos.
Si no hubiera entendido la importancia de unirme para toda
la vida, de formalizar mi vida junto a quien tanto quiero, de cambiar en muchos
aspectos, habría seguido igual.
De aquella época recuerdo que me marcaron dos curitas que
nos acompañaron en la jornada. Padre Renato y el Padre Alejandro. Hoy tengo que
dar infinitas gracias por decidirme a dar este paso gigante en nuestras vidas, ¿no
ven que es algo grande y loco?.
Es que cursillos es en una palabra amor” lo declaro
profundamente convencido de ello y por esto les quería contar de mi historia.
Abrazos
Arturo, Rancagua
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