* -Juan, "el ciclón"!-----------120



La primera, es el recuerdo de Juan Navarrete, un compañero de trabajo con el que compartimos un buen tramo de vida.
Fue “un ciclón”, desprejuiciado, entusiasta. Lo tenía “anotado en mi bitácora de los candidatos a cursillos” por su fuerza, vigor y locura.
Tenía el modelo de su madre, la terrenal-a la que tiernamente llamaba "Mariita"; sin embargo nunca encontramos el momento y la ocasión para hablar “de hombre a hombre”.
Quizás parte de la dificultad es que era demasiado desordenado, ningún o poco apego a la Iglesia, pero igual demostraba una preocupación verdadera por el desvalido, el más pequeño de nosotros y el más necesitado. Así un día me pide un inusual servicio: "tú que eres de Iglesia".... necesito contactar de inmediato con algún sacerdote para visitar urgentemente a mi cuñada que se encuentra muriendo de un cáncer terminal, creo yo- hace una pausa “salvadora y bien intencionada”, creo que necesita el sacramento de la reconciliación. (Chispas!, este tipo piensa mejor que cualquiera me digo) y nos fuimos a la  Parroquia del Carmen con la secreta esperanza de encontrar pronto apoyo.
Sabedor del enorme trabajo apostólico y las salidas a las numerosas comunidades, guardaba la secreta esperanza de encontrar alguno disponible y cumplir con la extraña y hermosa petición de Juanito.
Por esas cosas que el Señor no más sabe, partimos a la Parroquia de El Carmen, entramos con paso resuelto y nos encontramos con el mismísimo párroco: el padre Vito, dos palabras y partimos de inmediato. Llegamos a una casa que tenia muchas visitas que abrieron tamaños ojos al ver llegar a un cura. No entendía nada, al comienzo, después me entero que era una familia evangélica que se mostraron molestos y agresivos.
Entra el padre Vito, cierra la puerta y esos treinta minutos fue sentir una extraña sensación: estar al borde de un volcán  a punto de estallar, pero con la alegría de aportar un granito de arena siquiera en la salvación de un hermano sufriente y enfermo.
Juan nunca fue al retiro, quizás no fue su momento, pero recordando la imagen de San Pablo, no me cabe duda que habría sido un extraordinario dirigente; pero, me faltó un trabajo más permanente en ello. Faltó esperanza y también más entrega y confianza.
Hoy, si tienes a tu lado a “un motor”, o un loco lindo, no saques “cuentas humanas”; que éste no podría ir al cursillo, este otro…no me tinca…..y al otro como que no le encuentro dedos para el piano....porque todos sin distingos estamos llamados a ser santos, a cambiar de verdad, sin descontar a nadie.
Encomendarse siempre para que resulte dependerà tambien del empeño, la oraciòn, la palanca y el amor.
"de colores"

CICO, RANCAGUA

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