-El llamado especial- Marcelo 89

ARQUIDIOCESIS DE CUENCA

En mi juventud sentía, tenía un llamado especial pero, por mis padres no pude hacer lo que soñaba: estudiar para sacerdote y me fuí a EEUU  y allí en ése otro mundo descubrí como amar a Dios
 a través  (aunque no lo crean...............................)                           de un cursillo de cristiandad que me llenó de colores de por vida. Pero yo había hecho una petición-si ustedes recuerdan que pudiera encontrar a alguien que me acompañara y curiosamente-creo-en el mes de  Noviembre 1987 la encontré, sin buscarla. Era la novena del Niño y era invierno, al salir veo a dos personas en la puertas de la iglesia, con tanto frío se me ocurre llevarles a su casa en mi carro. Ella andaba con su mamá quien al despedirse le dice “pídele el teléfono”, por “sí se ofrece”. (curioso, por decir lo menos)
Así vinieron otros traslados y otras conversas hasta que le dije muy seriamente “ bueno, no soy un niño, usted me gusta.. (allí estaba lo que había pedido y soñado) y nos casamos felices.Más de una vez me preguntó ¿porqué eres así de bueno?  Bueno para que me conozca de verdad le hago una invitación: vaya a vivir un cursillo y lo descubrirá.

Trabajaba de supervisor en la universidad y siempre me dije cuando jubile regreso a casa, me voy. Estamos bien en EEUU pero sin duda mejor en mi tierra: Ecuador, la mitad del mundo. Entonces nadie me creía que ansiaba partir, la verdad es que  podría seguir trabajando tranquilamente  y me decían Mr. Rosas, felicitaciones, puede quedarse un buen tiempo con nosotros.
Pero yo me voy- estaba seguro en mi decisión entonces vino una gran despedida.-gracias a todos, a tantos que me ayudaron y también a usted me cambió la vida vamos pues a la tierra natal. Llegué a Ecuador, asistía a la misa y buscaba y seguía buscando,
averigüé en mi ciudad: Latacunga por si había gente “de colores” hasta que un dia escuché la radio y me sorprendí con:  “este es un programa del movimiento de cursillos de cristiandad"- allí salté- ya no estoy solo!.
Siempre apegado a la iglesia me fui a a buscarles- hermanos de colores aquí estoy, muchos abrazos y les dije de corazón quiero trabajar con ustedes por el Señor.
Invitado a la ultreya diocesana, alli conté mi testimonio de mi cursillo,era lo mismo allá y acá y poco a poco me integré muy contento.
Ahora, seguimos juntos con mi hermano Milton y como presidente del movimiento laico de mi comunidad, intenté hacer un gran apostolado,había mucho trabajo pero ya estaba en casa. Además como dirigente de la junta de adelanto, turismo comunitario, doné 300 metros para la construcción de centro de salud; debo colaborar con mis compatriotas. Estoy convencido pues que quien mucho recibe, más debe dar para sus semejantes.
Hay dificultades para trabajar como dirigente es los cursillos, siempre, pero ¡cuándo esto ha sido fácil? Hay que seguir. Nunca perder la amistad del Señor que nos llena la vida.


Abrazos de todos los colores!
Marcelo

(la primera parte: 
 http://quico-anguita.blogspot.com/2014/12/el-resultado-de-un-apostolado.html,

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