-La chica del diecisiete *83



Aquel dia era como que las cosas no estaban funcionando bien. Me tocaba el aseo en los pisos de la casa: baños y cocina y debía asearlos profundamente. Tomé, con mis torpes manos para abrir la botella de limpiador  y valiéndome de maña y trucos no pude abrirla. Es más las manos  me dolían mucho. Llegó el momento en que me declaré vencida, puse mis manos en la cara, es verdad, no soy capaz de hacer fuerzas, Señor, son tan débil, tan pequeñita, pero te quiero.
En este pequeño gesto de humildad, tomé de nuevo el frasco pero se abrió solo. Es que Dios no hace truenos ni relámpagos sino una simple y sencilla muestra de un cariño verdadero que en mi humilde personita, me muestra lo sencillo y que me ama más de lo que merezco, a cada instante, cada día y en todo momento me quiere intensamente.


Gracias Padre Bueno, Señor de la Bondad y Misericordia, que bueno que pueda reconocerte aún en las cosas más pequeñas pero que me hacen la diferencia.
Hice mi Cursillo en Santiago 1974- y me ha acompañado siempre en estos cuarenta años que doy gracias toda mi vida.





¡de colores hermanos!

"Patita- la chica del diecisiete"

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