2- Un café para el Señor

Un café para el Señor



No te compliques la vida, al compartir la mesa no hay ostentar, sé frugal pero atento y diligente es mi hermano y amigo (cuando lo hicistes con uno de los míos, conmigo lo hiciste- como olvidar esas palabras de Cristo).
Ya lo empezamos a practicar en casa-tenemos un matrimonio “en barbecho” aún precursillándolos, aunque han pasado varios años y aún no pueden vivir su experiencia  por razones familiares nosotros no perdemos la esperanza, ni la cabeza, es más tenemos confianza que un dia si podrán experimentarla. Estamos convencidos de eso,  se nota la diferencia, más que hablar nosotros tenemos que escuchar y así hemos aprendido de nuestros hermanos, su vida y problemas pero también de la esperanza y de todo aquello que descubrimos que bien vale la pena vivir esta vida.

Las comidas hechas con amor tiene otro sabor- lo sabemos y lo volvemos a corroborar continuamente. Así que más que enseñar es compartir y aprender. Te invitamos a hacer la prueba con tu hermano y amigo cercano, tendrás algo que contarnos en breve.






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