-17 Nilda: "nunca perder la esperanza..."

 Ver con ojos nuevos las cosas de siempre, eso logra el Señor en la Persona a través de un Cursillo 
 Eduardo Bonnín  



Vivíamos en Coya, una ciudad muy especial, mi marido trabajaba en el Teniente y viajábamos a la capital regional de Rancagua a las compras aprovechando de visitar un matrimonio amigo María y Osvaldo. A veces, coincidíamos con un grupo con quienes se reunían en “un grupo” y a Samuel le daba rabia estos tipos....otra vez!. Nuestros amigos invitaban siempre: no se vayan, quedense un ratito, conversemos, tomamos un te.....
Nó, no podemos, decía siempre, es que debo partir pues mañana entro muy temprano en la mina... y arrancábamos-en el camino Samuel transmitía indignado me decía “estos beatos, no se cabrean”! Y nunca había tiempo para compartir con estos “gallos raros” que rezaban y cantaban hasta para compartir las onces.

Yo, de misa en Coya no más y de vez en cuando- como a medida de las fuerzas no más, Samuel me iba a dejar y se iba a hacer sus movidas, vivíamos así “a la pinta”. De verdad mi esposo no estaba “ni ahí”, claro, lo entendía ya que pertenecía a una familia evangélica y aunque “no era chicha ni limoná” como dicen en el campo aceptó -por puro amor bautizarce, confirmarse y casarce por la Santa Madre la Iglesia católica. Ojalá este cura Gonzalo Gonzalez termine pronto con sus charlas-decía-para casarme de una vez por todas...

En Octubre del año 1988 fallece mi madre, mi marido la quería mucho y de alguna manera sentí que le abrió el corazón pues de pronto pidió llenar la ficha para optar a un cupo y así asistir a este retiro. Y por esas cosas increibles se va al cursillo en Junio 1989- Era sorprendente,de verdad que yo estaba entre feliz y asombrada- guardaba grandes deseos de conocer esto ya que tanto nos habían invitado: 10 años de conversa. Claro que pensé que con tanto trabajo Samuel aprovecharía de descansar un poco en estos tres días, mal no le haría.

El Domingo de pronto lo veo llegar y muy tranquilo se sienta bajo el parrón.....¿como le fué cariño?
-Bien, muy bien,
¿dormiste harto?.....hum si....
lo vi poco expresivo así que le desarmé la maleta tratando de ver algo pero no le encontré nada raro, pero en la noche lo veo tomar su Nuevo Testamento y leer en silencio
.¿te estás instruyendo?
sí- (semiserio) yo le veía grandes espectativas-transformado, virado, y me agrega: ahora te toca a ti.....tienes que ir.....

Por mi salud, como que dudé un poco pero si había asistido “el imposible” era un milagro así que decidida partimos y empezamos a descubrir novedades, bueno la gente, el bus, el cura, todo era distinto.....esperaba ver la película anunciada y esperaba....sin saber que era mi vida que revisar.

aprendí de a poco, gracias a Dios que me tuvieron paciencia y con alegría y cariños fuí descubriendo lo que a Samuel le había conmovido tanto.


Al Señor, creía que lo conocía ..¡las pinzas!, iba a misa a la Catedral a las 12 pero iba a entrenar tenida y el velo más encachado, las copuchas.....pero cambió mi película personal.


Me sorprendí con el trabajo y el espíritu de servicio y de caridad de todas mis hermanas; hasta que me llamaron a mí....ni lo pensé....ya po.....la artritis de manos y rodillas ni las sentí....todo esto tiene algo que es maravilloso.
Asi hermanos, nunca pensé aprender tanto, admiré a tantas mujeres que con su testimonio me hicieron darme cuenta de tantas cosas, de aprender que tenía el amor del Señor.
Apechugar no más, llegamos a trabajar al Secretariado, mas de alguna vez me dije....¿porque yo? Y la respuesta es....y ¿porqué no? Siempre habrá miedos pero Samuel llegó a ser el presidente o coordinador del Mcc Rancagua y entregó tiempo, trabajo y amor pues es un trabajo, una labor para nuestro Señor que merece todo nuestro afán y más.
Sólo decir: “Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad”.


Aunque pasen los años, que sean más de cinco qué se yo, no pierdan nunca la esperanza, que aguanten, que sean perseverantes, sabemos que algunos somos “más duraznos” que otros pero todos necesitamos conocer y amar al Patrón.
Vayan amigos mios cuando alguien que les quiere se acuerda de ustedes y los invita, nunca se van a arrepentir, aunque pasen los años.

De colores! Nilda

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